Yzebel señaló el agua en el fondo del cuenco pequeño, y luego trazó su dedo hasta la línea media. —¿Tin Tin Ban Sunia? —le preguntó, manteniendo su dedo en la línea. Tin Tin asintió, e Yzebel se rio. Agarré la mano de Yzebel. —¡Dime! —grité—. Dime lo que ha hecho. —Bueno —dijo Yzebel—, esto es increíble, si funciona. Al atardecer, creo, el agua estará por la línea media. No me consideraba estúpida, pero no podía entender lo que eso significaba. —¿Y qué? —dijo Jabnet. Estaba decidida a entender el razonamiento. Si Jabnet lo entendía antes que yo, me sentiría realmente estúpida. Me concentré en la subida del agua. Si el cuenco estaba medio lleno al atardecer, ¿qué pasaría después? El agua continuaría entrando hasta que el pequeño cuenco estuviera lleno y se hundiera hasta el fondo d

