Anne miró a Hans en silencio casi a punto de explotar. ―Deberías de entrar a la subasta, podrías encontrar algo que te llame la atención. ―el tono que usó Anne estaba vestido de sarcasmo, Hans negó mirando la pantalla de su celular, en espera de algún mensaje o llamada. ― ¿No quieres entrar?―insistió Anne. ―No. Nunca me han llamado la atención las subastas. Ya tengo todo lo que quiero. ―dijo levantando la mirada a la mujer frente a ella. ―Y no necesito nada más. ―Esta es una muy especial. Pero bueno, tú te lo pierdes. ―Anne sonrió y se giró para caminar a uno de los salones dónde estaba la subasta. Hans llamó a Thomas, pero este no contestó, insistió de nuevo, no era de su agrado ese lugar, prefería manejar el hotel, el club se le hacía bastante oscuro, ya tenía bastante con la oscuri

