Emily dio vueltas una y otra vez en su cama, la imagen de Hans no la dejaba en paz, miró el reloj de la mesa de noche y descubrió que apenas eran las dos de la madrugada, se removió de nuevo y luego se sentó en la orilla de la cama, soltó un largo suspiro. —Hans, Hans, ¿Qué es lo que estás haciendo de mí? —se llevó una mano a su pecho y sintió latir a toda prisa su corazón, sus pensamientos se alinearon con él. —Estás loca, Emily Thompson. Definitivamente, lo estás…—se levantó de la cama y se puso un cambio de ropa para salir, alcanzó su abrigo, ya que estaba haciendo bastante frío, a hurtadillas salió de la casa sin que nadie lo notara, incluyendo la vigilancia 7/24 que tenía discretamente por parte de Hans. Emily sin ser vista, subió en uno de los elevadores del hotel, las puertas del

