Hans sintió como su corazón se agitó con fiereza cuando cerró la puerta, había mentido, él no mentía, no solía hacerlo por qué sabía que las mentiras tenían piernas cortas y tarde o temprano se encontraría con la verdad, ya que lo había vivido años atrás. Estaba a punto de regresar a la habitación y decirle lo que había sucedido, no importaba luego llenarse de problemas con demandas y policías, era lo que menos le importaba en estos momentos. Tocaron a la puerta haciendo que se detuviera. ―Adelante. ―dijo en un tono alto, la puerta se abrió y apareció Thomas con una bolsa de lavandería. ―Señor, la ropa, ―Hans miró de manera fugaz hacia la puerta de la habitación y retiró la mano del picaporte, para luego dirigirse hacia Thomas. ―Gracias. ―dijo Hans en voz baja tomando la bolsa, Thomas l

