Anne estaba subiendo los escalones para dirigirse a la oficina principal del club, sabía que se encontraría con Nicoletta Costa tarde o temprano, así que de una vez dejaría claro las cosas entre las dos, era una mujer en la que aún no confiaba para nada, pero Heinrich y el padre de este sí, por eso ella era una pieza fundamental en el lugar. Llegó a las puertas dobles y estas estaban custodiadas por dos hombres altos y fornidos, vestidos en trajes de seguridad, no se inmutaron con la presencia de la rubia. ―Buenos días, me gustaría hablar con la señora Costa. ―Uno de los hombres la miró detenidamente. ― ¿Tiene cita?―Anne presionó sus labios. ―No. Pero soy la mano derecha del señor Müller, es un asunto de último momento. ―el otro hombre llamó por el micrófono en el interior de su mang

