—Adam, no exageres, estoy bien, de hecho, bastante bien sin esa férula estorbosa.
—Lizzy eso no quita que debes tener cuidado con tus movimientos ¡Dios! eres enfermera y no sabes cuidarte —dice exasperado mientras pasa una mano por su rostro con frustración.
Después de dos largas semanas, al fin me quitaron esa horrible férula; la verdad es un alivio el que me la hayan retirado y mejor aún, que Tom no está al asecho, planeo disfrutar de un noviazgo "normal" al lado de mi sexy novio vampiro.
—No me ruedes los ojos Lizzy.
Vuelvo a repetir mi acción burlándome de sus reprimendas, él se me acerca tomándome por la cintura y me mira de una forma tan seductora que cada centímetro de mi ser reacciona ante él.
—Con qué ¿Te vas a portar mal? —pregunta cruzando los brazos sobre su pecho.
—¿Mal? si yo no sé qué es eso, soy la bondad personificada.
Pestañeo dramáticamente mientras le sonrío, él niega con diversión.
—Eres una chica mala, ¿Quieres saber que les pasa a las niñas como tú?
—Dime.
—Se van a la cama sin cenar —dice mirándome fijamente, de pronto una sonrisa lobuna aparece y sus colmillos sobresalen, eso me pone, es tan sexy
—¿Sin cenar? creo que no hay problema, no tengo hambre —respondo encogiéndome de hombros.
—Lizzy, en tu caso sería ir a la cama y sin sexo.
Arquea una ceja, mis ojos se abren enormes y hago puchero.
—Pero...
—Sin peros pequeña, te has portado mal —dice de una forma tan suave y cautivante a la vez, pero yo hago mi mayor esfuerzo haciendo pucheros.
—Nena, tu bello rostro no funcionará.
—Adam, por favor —suplico, él se acerca aún más pegando su cuerpo al mío, junta nuestras frentes y siento el calor disparándose.
—Por favor qué —suelta en un susurro, yo trago en seco, pero siguiendo su juego de seducción, acerco mis labios a los suyos.
—No me castigues —ruego depositando un suave beso en su boca, suelta un gemido ahogado.
—¿Te vas a portar bien? solo quiero que te cuides.
—Lo prometo.
Eso sella el trato y sin soltar su agarre, me besa de una manera que hace que mi pulso se dispare al límite, rompe el beso, seguro recordó que soy una débil humana que necesita respirar mientras que yo estaba en el limbo.
—Te amo Lizzy, vamos, tengo algo para ti.
—Tú y tus sorpresas.
—Soy detallista, te lo dije en su tiempo.
—Y si no mal recuerdo te dije que amo tu romanticismo.
Lleva su mano a mi mejilla acariciándome.
—Si te hubiera conocido en mi época, aunque hubiera sido un simple campesino como lo fui, hubiera hecho el intento para cortejarte, eres la criatura más hermosa que he visto jamás Lizzy.
No puedo evitar emocionarme con sus palabras, una lágrima se me escapa rodando por mi mejilla.
—No me importa lo que fueses sido —respondo sincera—. Seguro te hubiera amado como lo hago ahora y hubiera sacrificado cualquier privilegio por ti.
—¿Segura?
—Si Lui, y puedo asegurar que hubiéramos sido muy felices en esos tiempos, creo que el solo hecho de haberte podido dar un hijo es razón suficiente.
Cierra los ojos frunciendo el ceño, Hayley, acabas de arruinar el momento.
—¿Adam? —pregunto un tanto temerosa, él suelta una pesada respiración.
—Tranquila, estoy bien, solo, ya sabes que me afecta un poco el tema de los hijos.
Lanza una sonrisa triste y se me rompe el corazón, lo estrecho entre mis brazos.
—Adam, daría lo que fuera por darte un hijo, encontraremos la manera.
Siento como se tensa y se separa bruscamente de mí.
—No hay forma, es imposible.
—Pero...
—¡Olvídalo Elizabeth! ¿Crees que no lo he intentado? ¿Que no he buscado algo que me lleve a ser humano? lo único que encuentro es eso de la maldita cruz negra que no es nada más que un mito, no hay cruz negra alguna.
Se me viene a la cabeza lo que mencionó Tom y recuerdo que no sé lo he dicho a Adam, así que suspiro y agacho la cabeza con pesar.
—Yo tengo la cruz negra —espeto, de pronto me toma por los hombros, me sacude un poco obligándome a mirarlo, mi pulso se dispara por la impresión mientras sus ojos azules se muestran sorprendidos o quizás asustados.
—¡¿Qué?! —pregunta escandalizado—. ¡CONTESTA! —me grita haciéndome sentir amenazada, retrocedo un paso, nunca lo había visto tan alterado.
—Tom me lo dijo —titubeo nerviosa—. Él me quería para que procreara un hijo de él, dijo que yo la poseía, que toda mi familia la tuvo en sus manos de generación en generación.
Mis manos tiemblan, estoy nerviosa, los colmillos de Adam sobresalen y por primera vez le tengo miedo; me mira de arriba a abajo y da un paso, yo retrocedo pegando la espalda contra la pared, él cierra los ojos, suspira tratando de relajarse y extiende su mano.
—Lo siento Lizzy, no debí gritarte —solo lo escucho, me abrazo a mí misma, de por si mi vida es una gran mierda, con esa cosa de la cruz negra o como se llame, es peor y para colmo, mi novio me grita y es un vampiro que puede llegar a matarme en un abrir y cerrar de ojos; decido por primera vez rechazarlo, camino hacia un lado alejándome de él.
—No me tengas miedo Lizzy —musita, su expresión de tristeza me provoca dolor, pero en verdad estoy asustada, mi única reacción al verme acorralada es llorar, cubro mi rostro con ambas manos mientras las lágrimas caen violentamente, de pronto siento como unos brazos fuertes me abrazan de forma protectora.
—No llores, tranquila Lizzy, me partes el alma cuando te pones así cariño, sé que soy un jodido monstruo y te he asustado, lo lamento.
Besa mi cabeza e instintivamente lo abrazo.
—No vuelvas a hacer eso —sollozo, me resulta impactante el hecho de haberlo visto asesinar a uno de los suyos, si pierde el control puede hacerme daño y no solo eso, puede hacerse daño así mismo; alzo la mirada y sus impactantes ojos azules se clavan en los míos, lleva sus manos a mi rostro tomándome por las mejillas.
—Lo prometo, ahora creo que debes descansar, mañana te llevaré a la escuela —asiento y con algo de cautela acepto un suave beso, suspiro.
—Hora de dormir.
—Pensé que querías... —hace un par de señas con sus manos—. Ya sabes, tú y yo... —se sonroja y yo río.
—creí que eras más abierto para hablar de sexo —digo aun risueña, él no deja de sonrojarse.
—Si lo soy, lo que pasa es que, em, no sé qué diablos pasa —suelta una pesada respiración y deja caer sus manos a los costados.
—Estás nervioso, pero te diré que me siento cansada, debo dormir por que mañana hay escuela y tengo que levantarme temprano.
—Entonces eso es un no.
—Si.
—¿Sí? —pregunta divertido yo frunzo el ceño, creo que después de este numerito del terror debe de haber una consecuencia, no le daré lo que quiere.
—No retuerzas mis palabras, ya te dije que no.
Alza sus manos en señal de derrota.
—Está bien, está bien, iré un momento al estudio, necesito revisar algunas cosas —espeta, el estudio, recuerdo que se encontraba cerrado y mi curiosidad aumenta.
—¿Puedo ir contigo?
—No, ve a dormir.
—Te daré lo que quieres, y te va a gustar —digo divertida y su rostro se tensa, se ve molesto, me amedrento un poco, pero sin bajar la guardia.
—No intentes comprarme como si fueras una maldita puta, Elizabeth, no te dejaré entrar al estudio hasta que sea el momento oportuno, ahora ve a dormir —su contestación hace que mi sangre hierva, cambio del miedo a la ira y lo enfrento.
—¡Adam Lui Smith! odio los malditos secretos y si tanto es el inconveniente, tengo casa a donde irme, porque si, aunque no lo creas, tengo casa y quizás no tenga tantos lujos como tú, pero tengo la manera de salir adelante y ser completamente independiente.
Me da la espalda y yo apuño las manos a mis costados.
—Si tanto te cuesta aceptar que no puedes entrar al estudio aún, por mucho que me duela te llevaré a tu casa mañana.
Camina dejándome sola en el living, cierro los ojos un momento, esto es una gran mierda, si quiero estar con Adam tengo que aceptar sus condiciones, pero yo no sé acatar reglas, nunca lo he hecho y creo que eso es herencia de papá; tomo la cadena de mi cuello y apuño la llave, necesito salir, son las nueve de la noche según el gran reloj que descansa en la chimenea, no creo que me pase nada si salgo un momento, necesito a papá.
Con cuidado salgo de la casa y camino rápidamente rezando porque Adam no me mire por la ventana del estudio, no lo quiero cerca, no ahora, odio al Adam patán, al que en su momento quiso que muriera.
Llego a la reja, sé que si la abro hará el suficiente ruido como para alertarlo, así que decido caminar por la barda y buscar por donde escapar, veo una jardinera, si subo a ella podré subir hasta arriba y cruzar al otro lado, exponiendo mi brazo comienzo a trepar, miro a todos lados, no hay señales de él, al llegar arriba me pongo de espaldas y me arrodillo lentamente, luego me sostengo con mis manos y bajo mis piernas, está algo alto pero no creo lastimarme, me dejo caer
—Listo, no fue tan complicado —susurro y me alejo rápidamente de ahí.
Minutos después llego a la entrada del cementerio, siento un escalofrío al recordar las famosas leyendas urbanas y aquella señora extraña de la florería con sus advertencias, aunque lo que más me aterra ahora es que Adam me encuentre aquí; entro al lugar y camino entre las grandes edificaciones de piedra, este lugar tiene un encanto enigmático, o será que siento cierta atracción por los cementerios antiguos, su toque victoriano es hermoso.
Llego hasta el mausoleo Roux y tomo la cadena de mi cuello, pero cuando estoy por abrir escucho un ruido, camino escondiéndome detrás de un muro.
—Lizzy, sé que estás ahí —dice Adam, un escalofrío me recorre el cuerpo.
—Déjame sola Adam.
—Solo vengo a arreglar las cosas, perdón por portarme tan descortés.
Estoy en una lucha de sentimientos, el Adam patán contra el lindo que viene a pedir disculpas, en verdad es frustrante; salgo de mi escondite y algunas lágrimas caen, se acerca rápidamente a mí, se arrodilla y extiende su mano, en ella, un tulipán rosa.
—Eres lo más hermoso que me ha pasado, no quiero arruinarlo por una estupidez, pronto te mostraré lo que hay en el estudio, tengo que estar seguro primero.
Asiento y acepto el tulipán, se levanta del suelo y me besa la mejilla.
—Vamos a caminar.
—Tienes una fijación extraña por los cementerios Lizzy, eso es bastante peculiar.
—Me traen paz, será que aquí está papá.
Me toma de la mano y nos alejamos un poco del mausoleo caminando por los alrededores.
—Eras muy cercana a tu padre ¿Cierto?
—Creo que fui el niño que nunca tuvo, aunque me consentía bastante.
—Él te llamaba Lizzy, por eso no soportabas que te llamara así.
—Exacto, él era el único que podía llamarme así, te hubiera caído bastante bien.
Me da una sonrisa de medio lado mostrándome uno de sus colmillos, la verdad mi padre era un gran hombre, siempre tan servicial.
—Y no sabes lo que yo hubiera dado por ser aceptado por él para estar a tu lado, te amo Lizzy —dice suavemente, me obliga a detenerme, acuna mi rostro y en una escena romántica gótica, me besa entre los ángeles de mármol de las tumbas, suspiro al sentir el toque de sus labios, desde que estamos juntos no lo he vuelto a sentir frío, si no fuera por la sensibilidad a la luz y sus colmillos, juraría que es humano.
Rompe el beso pegando su frente a la mía.
—Podrías tener un novio normal, con una vida normal, casarte y tener unos bellos hijos... —lo interrumpo colocando uno de mis dedos sobre sus labios.
—Pero te amo a ti y si eso significa renunciar a la normalidad para poder ser feliz, lo acepto.
Cierra los ojos y veo que su rostro se ilumina con una sonrisa, al abrirlos su mirada es bastante tierna.
—¿Vienes a ver a tu padre? —pregunta mientras toma mi mano y continuamos muestro andar, solo me limito a asentir, él sonríe y retoma la palabra.
—Aunque no lo creas me siento nervioso.
—Eso es algo nuevo, pensé que como vampiro no sentirías nervios.
—Puedo sentir muchas cosas Lizzy, recuerda que decidí conservar parte de mi humanidad.
Me da un guiño y sonrío.
—Vamos, yo te llevaré justo donde se encuentra toda mi familia —asiente y tiro de su mano para caminar de vuelta al mausoleo; al llegar Adam se sorprende por los enormes ángeles de mármol que custodian el lugar.
—Aquí es.
—Es bastante grande —dice admirando el gran tamaño del lugar, pero veo algo más en su mirada; camino hasta la puerta del mausoleo.
—Adam —lo llamo mientras retiro la cadena de mi cuello tomando la llave, él me observa detenidamente.
—¿Sí?
—¿Estás listo para conocer a papá? —pregunto entusiasmada, sé que los restos de papá aguardan en el lugar, que no esperaré una llamada de atención de su parte por no venirlo a ver antes, o haberle dicho lo de Adam, aunque en verdad desearía que estuviera aquí con toda mi alma, lo extraño y algo en mi me dice que aceptaría a mi peculiar novio a pesar de ser un vampiro; Sé que él me escucha, su espíritu siempre estará ahí cuidándome.
Adam me da una sonrisa y asiente, yo llevo la llave a la cerradura y abro la puerta.
—Bienvenido al mausoleo Roux.
Los ojos de Adam se agrandan y veo cierto asombro reflejado en ellos.
—No puede ser verdad —dice en un tono serio y retrocediendo un paso.
—¿Que?
—Yo, yo he estado aquí antes, ahora sé por qué se me hicieron conocidas tus iniciales, Lizzy, no puedo estar aquí, no ahora.
—Adam.
—No estoy listo, esto es demasiado, por favor, volvamos a casa —dice en tono desesperado, yo agacho la cabeza.
—Solo dame un minuto con mi papá, sé que no quieres entrar, así que espérame aquí.
No espero respuesta, entro al mausoleo, su extraña reacción es demasiado sospechosa, ¿Qué le afecta? ¿Que tienen que ver mis iniciales? simplemente no logro comprenderlo, es una gran carga todo este misterio; llego hasta donde aguardan las cenizas de papá, ilumino el lugar con la lámpara del móvil.
—Papá, ¿Por qué me ocultaste todo esto? no logro comprender nada y luego está Adam ocultándome cosas —suelto una pesada respiración y continúo—. ¿Qué es la cruz negra? por favor, dame una señal, algo que me diga que es lo que debo hacer exactamente, porque no puedo con todo esto.
De pronto muevo la lamparilla e ilumino hacia otro punto, el lugar está empolvado pero veo la placa donde aguardan los restos de Elizabeth Roux, me acerco y tengo un presentimiento, mi llave, sé que solo abre la puerta del mausoleo pero jamás la he probado con las cerraduras de las criptas, tomo la llave de mi cuello nuevamente y me acerco, la pongo en la cerradura y al girar, esta se abre, no solo está el jarrón de las cenizas, sino una caja de madera antigua, la tomo y vuelvo a cerrar la cripta.
—Espero tener respuestas.