Mis nudillos se ponen blancos por la fuerza que ejercen mis manos al sujetarme de la barandilla del balcón, no preciso lo que dicen, es como solo escuchar gruñidos al igual que impactos tan fuertes como una bola de demolición contra un muro, mi pulso se dispara, el martilleo se escucha cada vez más fuerte en mis oídos.
El señor Blake entra en acción y embiste a Duncan con tal fuerza que al estrellarse contra uno de los árboles, este se arranca de raíz, una nube polvorienta se levanta, niego con la cabeza, doy la media vuelta y comienzo a correr, debo salir de la casa, debo enfrentar esto, no creo ser tan inútil, las escaleras me parecen más largas de lo normal, pero llego al salón a toda prisa para después correr hasta la cocina abriendo el acceso al patio, mis ojos se abren en extremo, A
