Capítulo 3

3650 Words
—Bienvenidas al vudú. —Mike, somos nosotras, deja los formalismos y déjanos pasar —digo sonriendo, tanto las cejas y el bigote de Mike se arquean con evidente sorpresa. —¡Wow! no las reconocí chicas, en especial a ti Hayley, pasen. —Gracias. Doy una sonrisa maliciosa y junto a Krista entro, el ambiente es muy movido, es viernes por la noche así que se justifica la cantidad considerable de gente en este lugar, echo un vistazo a la barra, la atiende otro chico, así que decido jalar a Krista a la pista, las luces estrambóticas nos llenan de color rojo, azul y naranja mientras el fuerte volumen de la música impide que escuchemos, así que me acerco a Krista. —Este es el plan, tenemos que hacer que Adam tarde en encontrarnos o la fiesta se acaba —digo en su oído, ella asiente y tira de mi a la barra, le hace una seña al bar tender que al instante nos entrega dos tragos, Krista saca un billete de su bolso para pagar, con lo que frecuenta este lugar, sabe exactamente los precios de cada una de las bebidas, ni siquiera yo me los aprendí todos. —Debemos aprovechar que no está y beber lo que podamos—grita y yo sonrío empinando mi trago para beberlo hasta el fondo, el DJ pone algo más movido y mi alocada amiga y yo chillamos emocionadas mientras caminamos de vuelta a la pista. —¡Esto es increíble! —exclama fuerte mientras alza sus brazos dejándose llevar por la música, la imito y de pronto noto que un par de chicos se acercan a nosotras. —Bombones ¿Quieren bailar? —pregunta uno de ellos, no están nada mal, ambos de cuerpos atléticos, uno rubio y el otro moreno, ambos portan chaquetas de un equipo de americano, universitarios, el rubio me lanza un guiño, de pronto desvío la mirada a la entrada y noto que llega Adam. —Si, vamos a bailar chicos. Krista agranda los ojos, le hago señas con mi cabeza y mira, me da un guiño y me sigue la corriente, ella tira del brazo del moreno y se adelanta mientras yo guío al rubio camuflajeandonos entre las personas, cuando noto la distancia prudente comienzo a bailar, el chico se mueve bastante bien, aunque la verdad me siento como una zorra moviendo el culo; de pronto me percato de que lleva sus manos a mi cadera y las va subiendo, me sonrojo y las tomo parando su camino. —Si quieres podemos ir a un lugar más tranquilo. Se separa y me sonríe de medio lado, yo me limito a negar con la cabeza, alguien tira de mi mano, me giro y es Krista con expresión incómoda. —¡Aléjate de él! su estúpido amigo me metió mano —grita sobre el volumen de la música, miro al tipo frente a mí, este se acerca peligrosamente, desvío la mirada un poco y veo al moreno acercarse ¡Santa mierda!, creo que los planes pueden fallar; El rubio me toma por la muñeca apretando con bastante fuerza como para lastimarme, mientras el moreno forcejea con Krista, rogamos por ayuda, pero la gente sigue bailando, no nos escuchan por la música, más que intimidada creo que estoy por tener un ataque de pánico. —Vamos nena, que sea por las buenas. —¡Suéltame! —grito y le pateo las bolas mientras Krista le da un codazo al otro tipo en la boca del estómago, retrocedemos pero los tipos están furiosos, se acercan a nosotras y el chico rubio me da una bofetada, mis ojos se abren cual platos, llevo una de mis manos a mi mejilla, arde, trago en seco y mi pulso se dispara ante el peligro inminente; las personas se dan cuenta y comienzan a juntarse no precisamente a ayudarnos, sino a ver la pelea, pero en un parpadeo la música para y como un caballero rescatando a su damisela, Adam llega, se acerca al rubio y lo toma por la muñeca con una sola mano, torciéndola al grado de que escuchamos un ¡c***k! el tipo chilla de dolor mientras yo solo miro la escena con mis ojos extremadamente abiertos. —Sí vuelves a acercarte a mi novia, lo lamentarás ¿Oíste? —amenaza Adam, noto la tensión en la línea de su mandíbula y esos colmillos sobresaliendo, el tipo no responde, pero mi novio ejerce más presión en su muñeca haciendo que el rostro de este se contraiga del dolor. —¡Si, si oí! —¡Adam cuidado! —grito al ver al moreno acercársele por la espalda, pero Adam es rápido y le da una patada giratoria al estilo de Chuck Norris, las personas solo miran boquiabiertas en el silencio sepulcral, Mike aparece de inmediato. —Sácalos de aquí —ordena Adam en tono gélido. —Si señor. —Ustedes dos vengan conmigo —masculla, su mirada fría se fija en la mía para casi de inmediato recorrerme de pies a cabeza, trago en seco, me siento como una presa siendo acechada, un escalofrío eriza mi piel, me da una sonrisa de medio lado aun con el ceño fruncido y se gira en sus talones, Krista y yo caminamos a sus espaldas, nos guía hacia el fondo, la música vuelve de nuevo y la gente se normaliza volviendo a lo que hacían antes del pleito, Adam abre la puerta para entrar al pasillo. —Ustedes primero. Krista me lanza una mirada y yo solo me encojo de hombros, ella entra primero y cuando paso al lado de Adam, me toma por el brazo, tira de mí y me abraza de forma protectora. —Estoy furioso contigo, el tipo tuvo suerte de que no lo haya matado cuando se atrevió a tocarte, ¿Estás bien? ¿Te lastimó mucho? Como una tonta correspondo a su abrazo y hundo mi rostro en su pecho, se escucha verdaderamente angustiado, no puedo echarme hacia atrás, alguna vez Krista me mencionó que era bueno ser la víctima, más cuando se trata de hacer una escena de celos, no me gusta mentir, pero ya que el plan “A” no funcionó, seguiré con el plan “B”, Lo siento Adam pero necesito saber todo lo que ocultas. Me echo a llorar, Adam me toma por los hombros separándome de él, sus hermosos ojos azules se clavan en los míos, pareciera conmovido, me acuna el rostro y se acerca a mí. —Te ves muy hermosa, perdón por lo que dije, tienes razón, no hubiera dejado que te arreglaras si hubieras ido a la mansión. Sus labios se unen a los míos y comienza un beso desesperado, posesivo y de pronto se me viene esa parte de la canción de Thirty Seconds to Mars que dice: Hay fuego dentro de este corazón a punto de arder en llamas; sus caricias aumentan de tono cuando lleva su mano a mi pierna poniéndome contra la pared mientras me acaricia el muslo por debajo de la tela. —Oigan, dejen su escena caliente ¿Quieren? la próxima vez yo me quedaré afuera —vocifera Krista sacándonos de nuestro mundo, él solo ríe contra mis labios y se separa no sin antes dejar un beso en mi nariz, limpia mis lágrimas con sus pulgares. —Está bien Krista, te prestaré el pasillo cuando quieras, solo espero no escojas a un idiota de una noche. —Creo que mi vida s****l no es de tu incumbencia Leto —responde cruzándose de brazos. —¿Leto? —Te pareces a Jared Leto, ¿Sabías que Hayley fantasea con ese tipo? Me sonrojo al máximo, ¿Cómo es que me hice de una amiga tan pesada? —¡CALLATE! —chillo, Adam solo ríe y Krista rompe a carcajadas haciendo ademanes con sus manos. —¡Oh si Jared! metete entre mis piernas, ¡Jared! —exclama toqueteándose sobre la blusa. —¡Krista! —grito una vez más mientras Adam se retuerce a carcajadas, me acerco a ella. —¿Que? —pregunta encogiéndose de hombros restándole importancia—. Sí es la verdad. —Esta me la pagas —amenazo señalándola con mi índice. —Me amas tonta —espeta dando un guiño y yo solo puedo fruncir más el ceño, luego siento unos fuertes brazos rodearme la cintura desde atrás. —Krista, espéranos en la barra, bebe lo que gustes, cortesía de la casa —dice poniendo la barbilla sobre mi hombro. —El bar tender me va a cobrar —declara arqueando una de sus cejas. —Solo dile que el jefe te autoriza un código tres y que en quince minutos vuelve a la barra.  A Krista se le ilumina el rostro al instante, bebidas gratis, chica feliz. —¡Wow! ¿Que serán el código uno y dos? —pregunta curiosa. —El uno es lo que nos llevará unos minutos a Lizzy y a mí salir de aquí —responde y mis ojos se abren como platos, es mi imaginación o ¿Quiere sexo justo ahora en la oficina? Krista solo ríe y comienza a caminar. —Qué fuerte, solo no seas bruto con ella Leto. Escuchamos como cierra la puerta del pasillo, Adam me gira, su sonrisa lobuna y mirada ensombrecida me tienta a más. —Con que ¿Quieres a Jared Leto entre tus piernas? —dice jugueteando con sus cejas y yo me muerdo el labio. —Con ese peinado te pareces a él. Sus manos viajan a mi cintura y me atrae aún más a él, el bulto en sus vaqueros es evidente y siento como cierta parte de mi anatomía reacciona haciendo que suelte un jadeo. —¿Solo el peinado? —Los ojos, tú eres más alto y tienes mejor cuerpo. —¿A sí? ¿Como lo sabes? Lleva sus manos debajo de la falda y aprieta mi trasero con fuerza, arqueo mi espalda por la excitación que me provoca su contacto. —En los posters él luce mucho menos agraciado que tu —explico mordiéndome el labio para contener un jadeo. —Vamos a la oficina, tenemos solo unos minutos. Me toma por los muslos y me carga, yo sonrío mientras acomodo mis piernas en sus caderas y me sujeto de su cuello, en un ágil movimiento abre la puerta, entramos y la cierra nuevamente, me lleva al escritorio a una velocidad sorprendente y comienza a besarme el cuello. —Te has portado mal Lizzy, prácticamente estás desnuda con esta ropa, te dije que no te acercaras a extraños. —Lo siento —musito mientras mis dedos se enredan en su cabello, él tira suavemente de mi coleta y me obliga a mirarlo. —Soy un vampiro Lizzy, sabes que pude matarlos si hubiera querido. —Si, lo sé. Comienza a desabotonar sus vaqueros, yo me muerdo el labio y abro mis piernas, automáticamente la falda se sube hasta mis muslos, puedo asegurar que el panty está empapado, Adam acerca uno de sus dedos y frota sobre la fina tela. —Jamás lo hemos hecho en esta oficina. —Hazlo Lui, no me hagas esperar. —Que ansiosa. Me da una sonrisa lasciva y saca su m*****o de la prisión de su bóxer. —Solo tienes que mover la tela —espeto señalando mi húmeda ropa interior. —Brujita. Se acerca moviendo la pequeña prenda, su m*****o choca contra la delicada piel de mi intimidad, me estremezco y poco a poco entra en mí. —¡Adam! —gimo mientras lo abrazo fuertemente encajando mis uñas en su espalda, él comienza su jugada hundiéndose por completo, mi pulso se dispara cuando sale un poco para embestirme de nuevo. —Lizzy, eres preciosa —susurra en voz ronca, se siente maravilloso, es la primera vez que lo hacemos piel con piel, pero sé que si le digo nos detendremos por el estúpido condón, los vampiros no engendran, pero él no quiere dejar de usar el látex. —Te amo. El delicioso calor se expande por todo mi cuerpo, sé que explotaré en cualquier momento, el ritmo de sus acometidas es cada vez más acelerado, mi vientre bajo se contrae haciendo que mis sentidos se enciendan al límite. —Dámelo Lizzy, vamos pequeña —ordena y de inmediato suelto un fuerte gemido explotando en mil pedazos en el maravilloso orgasmo, hay una sensación nueva, Adam se paraliza con un fuerte gruñido a la vez que su m*****o se sacude en mi interior, una calidez invade mi intimidad, se ha corrido dentro; nuestras respiraciones aceleradas al igual que nuestros pulsos nos hacen estar inmóviles en nuestro abrazo. —Te amo Elizabeth. Cierro los ojos al escuchar ese nombre, en verdad que me siento herida al verme comparada con mi antepasado, pero por el momento debo controlarme, guardar silencio y encontrar respuestas, es lo único que ayudará a desenredar toda esta madeja de secretos que guarda mi curioso novio. —Y yo a ti Adam.    ******             ******   —Entonces todo lo arreglaste con un acostón ¿Cierto? ¿Qué fue lo que te enseñé Hayley? no seas tan fácil. Es sábado por la mañana, estamos en la mansión, Krista se quedó con nosotros, olvidó la llave de su casa y para evitar problemas con sus padres por despertarlos tan tarde, prefirió mandar un texto y venir con nosotros; Adam estuvo atento toda la noche, después de lo ocurrido en la oficina estuvimos un rato en el bar, como siempre el show con las botellas fue el más aplaudido, mientras yo de tonta emocionada con cada beso que me daba al  hacer malabares con las botellas, soy una blanda, necesito sacar el maldito carácter o nunca descubriré lo que me oculta. —Ya lo sé Kris, pero es que... —Lo amas —interrumpe—. Es difícil engañar a la persona que amas, pero es necesario —dice, yo solo me hundo más en el banquillo del desayunador mientras ella se limita a hacer el desayuno para los tres, Adam aun duerme. —Hayley, sabes que te apoyo en todo lo que hagas, pero ten cuidado, los secretos siempre joden a las personas. Pone una mano sobre las mías en señal de apoyo, suelto una pesada respiración y asiento —Seguiré adelante con el plan, quiero saber la verdad, aunque no lo creas ya no sé si me dice Elizabeth por mi o por ella. —Todo saldrá bien, ahora ve por tu bello durmiente para desayunar juntos. Me levanto de mi asiento y camino saliendo de la cocina, cruzo el comedor y al llegar al salón veo a Adam bajando por las escaleras mientras se estira, suspiro, es tan sexy, solo lleva sus pantalones de chándal y sandalias, su torso desnudo mostrando su esculpida figura y su cabello despeinado; sonríe al verme y a una velocidad increíble se acerca a mí tomándome por la cintura y me besa.  —Buenos días Lizzy —susurra mientras clava sus espectaculares ojos en los míos. —Buenos días Lui, iba por ti, Krista preparó el desayuno. Acaricio su rostro y recibo una tierna sonrisa mientras luce relajado al sentir mi toque. —Olvidaba las visitas, no hagamos esperar a tu amiga. Asiento y me giro, cuando doy un paso, Adam me toma de la muñeca deteniéndome. —Lizzy, sé que no he sido el novio ejemplar que desearías tener, pero tenme un poco de paciencia, no es fácil para mi cargar con una montaña de secretos, pero te los revelaré poco a poco, el más fuerte fue el de Isabella y.… —Adam no sigas —interrumpo—. Solo quiero que me digas todo, sin importar lo que sea, es peor vivir en las sombras y odio las mentiras, quiero que me reveles todos de una buena vez porque me estoy ahogando con esto —suplico desesperada, en verdad todo es tan asfixiante, Adam me observa con un gesto afligido. —Lo único que te puedo decir por el momento es que te amo, este sentimiento es de verdad, no lo había sentido nunca por alguien Lizzy. Me acaricia la mejilla con el dorso de su mano, a veces quisiera que solo fuera un chico normal, que sus problemas se limitaran a alcohol o cigarrillos, sería mi vida más sencilla si fuera un humano, pero para gracia o desgracia mi novio es un vampiro atormentado por su pasado, un pasado que se esmera en ocultar mientras yo me destrozo al encontrar migajas de la verdad que me carcomen por dentro. —Yo también lo amo coronel —paladeo esas palabras, Adam abre los ojos como platos y hago lo que mejor se hacer, caminar rápido de vuelta a la cocina, sé que se detendrá con Krista aquí, pero mi intento es inútil cuando hay habilidades sobrenaturales de por medio, en un parpadeo está frente a mí. —¿De dónde sacaste eso? —¿Que? ¿Lo de coronel? —pregunto desentendida, él solo frunce el ceño. —Si, ¿De dónde lo sacaste, Lizzy? —exige saber. —Dime ¿Por qué te pones así con esa palabra? ¿Qué más ocultas Adam? —No discutiremos eso ahora, tenemos visitas —masculla un tanto molesto, yo niego con la cabeza. —¡Quiero saberlo todo coronel Henry Clark! —grito fuertemente, aseguro que Krista ya ha notado la discusión, Adam me mira con los ojos extremadamente abiertos. —¿De dónde sacaste eso Elizabeth? ¡Responde! —vocifera sobresaltándome, apuño mis manos a los costados y me armo de valor para encararlo. —Tu responde primero, ¿Realmente te llamas Adam Lui Smith? o acaso eres Henry Clark —increpo, con su dedo índice y pulgar se aprieta el puente de la nariz, está más que enfadado, pero es ahora o nunca, ya abrí la caja de pandora, debo aceptar las consecuencias. —Soy Adam Lui Smith, Henry solo fue un nombre para ocultar mi identidad, así como también fui John, Steven, Joseph, Greg y otros tantos más con sus respectivos apellidos, pero siempre he sido el mismo Adam, nacido en Luisiana hace siglos, ahora te toca decirme de donde lo sacaste. —¿Por qué te afecta tanto que lo sepa? —¿De dónde lo sacaste Elizabeth? responde de una buena vez. Mi agarre se hace más fuerte clavando mis uñas en las palmas, maldita sea la hora en que decidieron llamarme así, se ha vuelto insoportable, niego con la cabeza y suelto un pisotón mientras la furia invade mi sistema. —¡Deja de llamarme como a ella! —vocifero con fiereza. —¿Qué diablos pasa aquí? —interviene Krista, se acerca a mi tomándome por los hombros, las lágrimas corren por mis mejillas. —¿Estás bien Hayley? —interroga con clara preocupación, yo solo asiento, ella me suelta y se dirige a Adam. —Mira niño bonito —dice señalándolo con su dedo—. Hayley es una hermana para mí y se cada paso que da, sé que si ella está así es porque algo le has hecho, así que tienes dos opciones, o llevas la fiesta en paz o te patearé el culo. —No te metas Krista—ordena Adam y ella apuña sus manos a los costados, puedo ver esa vena saltando en su frente, ¡Oh, oh! Esto arderá más que el maldito infierno. —Lo siento Hayley —se disculpa mirándome por encima de su hombro, toma una profunda respiración y de nuevo mira a Adam—. ¡ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE SEAS ADAM! —grita—. Porque se lo que eres gracias a Tom, si la dañas te lo devuelvo. Me quedo petrificada y los ojos de Adam se abren sorprendidos, ¡Santos dioses!, que Adam no mate a Krista, ruego en mi interior —¿Co-Como sabes lo que soy? —pregunta balbuceando, Krista se acerca aún más a él luciendo amenazadora. —Eres un monstruo como Tom —responde frunciendo el ceño—. Un vampiro, Hayley tiene buen corazón, no tengo idea de cómo le hizo para ver algo bueno en ti, pero sí lo hizo es por algo, así que aprécialo, porque ella es más que una amiga para mí y la apoyaré en cualquier cosa que la haga feliz, eso te incluye, pero a la primera que le hagas daño no titubearé en lanzarte fuera de casa en un día soleado. Estoy más que sorprendida, nunca había oído hablar a Krista así, Adam solo la mira con atención, parece todo menos molesto, quizás está tan sorprendido como yo, ella se gira sobre sus talones y ahora se acerca a mí. —Y tú, lo siento por soltar la sopa, pero no me gusta verte llorar así, siempre has sido una chica fuerte Hayley y aunque no lo creas quisiera tener un poquito de lo que tú tienes —musita, esto es como una versión retorcida del doctor Jekyll y el señor Hide, me da un beso en la mejilla y se encamina de nuevo a la cocina. —No sé maten y apúrense que tengo hambre —grita desde el pasillo perdiéndose en él, me abraso a mí misma y suelto un sollozo que inevitablemente se me escapa, para casi de inmediato sentir como me rodean unos brazos. —No sé cómo es que sigues aquí conmigo, después de todo Krista tiene razón, soy un maldito monstruo asesino. —Para mí no lo eres, no eres un asesino, yo te amo Lui —sollozo abrazándolo con fuerza, él me sostiene en silencio por unos segundos. —Yo también te amo Lizzy, pero odio verte mal por mi culpa —musita apenas, todo esto se está volviendo una pesadilla, una de la que debo salir cuanto antes.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD