SAN GIOVANNI.
Observé la gota caer.
Era aburrido estar en cama, pero después de que pusieran algo para el dolor en el suero, yo pude sentirme mejor. No podía creer que me habían disparado y varias veces. Esperaba que esa noticia no llegara a oídos de mi padre o todo lo que había logrado hasta ese punto retrocedería. Vendría a Italia y exigiría bajo cualquier circunstancia que yo estuviera de vuelta. Ya imaginaba sus ojos verdes encendidos y eso me llenaba de pavor. Gianni había tardado varios minutos en la puerta antes de decidir que no iba quedarse. Sentí su mirada sobre mi y yo no entendía que hacia allí.
¿Acaso tenía remordimientos?
Me acomodé en la cama, escuchando a la distancia la inclemente lluvia. No era el plan, de hecho, me habían imposibilitado a actuar y ahora no sabía exac
