Mark sintió que algo se desgarraba dentro de él, ese último hilo de control que lo mantenía a distancia. Dio un paso hacia adelante, luego otro, hasta estar lo suficientemente cerca como para ver cómo sus pupilas se dilataban, para sentir el calor que emanaba de su cuerpo. **"Eso depende de ti"**, murmuró, y supo, en ese instante, que si ella daba una sola señal, si inclinaba la cabeza aunque fuera un centímetro, todos esos meses de espera, de miradas robadas y toques casuales, terminarían aquí, contra esa puerta, en un torbellino de piel y susurros ahogados. Pero Lucía solo sostuvo su mirada, los labios entreabiertos como si estuviera a punto de decir algo, de admitir por fin lo que ambos sabían. Hasta que, con un movimiento casi imperceptible, retrocedió. **"Buenas noches, Mark"**, di

