Lucía sigue temblando de indignación, sus ojos ámbar aún brillan con incredulidad mientras procesa las palabras de Massimo. “¿Un quéeeee?” Massimo mantiene la calma, aunque su mirada gris refleja una seriedad inquebrantable. “Un matrimonio de conveniencia, señorita Valdez. Serían dos años, durante los cuales usted mantendría el control total de su vida personal y profesional. No es necesario que vivan juntos. Además, usted deberá contratar a Mark Reynolds, el hombre de confianza de Alexander, como su asistente personal. Eso no es negociable.” Lucía se levanta de un salto, su rostro enrojecido por la indignación. “¿Está bromeando? ¿En serio me está diciendo que debo casarme con un completo desconocido para salvar mi bufete? ¿Y encima contratar a su asistente? ¡Esto es ridículo, ab

