Mark organizaba los documentos en la mesa auxiliar, sus movimientos eran precisos y eficientes como siempre. El leve crujido del papel al ser alisado era el único sonido en la habitación, hasta que Lucía rompió el silencio. —*Necesito hablar con Alexander.* Sus dedos apenas se inmovilizaron por una fracción de segundo antes de continuar con su tarea. —*Lamentablemente, él está en medio de unas negociaciones confidenciales en Zurich* —respondió, sin levantar la vista—. *Por protocolo de seguridad, estará sin comunicación externa por al menos setenta y dos horas.* Lucía reclinó su cabeza contra el respaldo de su silla, observando el perfil de Mark. —*¿Zurich?* —*Salió anoche desde Londres* —añadió, pasando al siguiente documento—. *Si es urgente, puedo enviar un mensaje a través

