El edificio de vidrio del **Bufete Valdez & Asociados** brillaba con las primeras luces de amanecer caraqueño.
**Lucía Valdez** — cruzó el lobby con pasos precisos, ignorando todo a su paso, incluyendo los murmullos de *"Buenos días, señorita Valdez"* que la seguían como un eco.
**Mariana**, apresuró sus pasos para entregarle:
—Su mocachino y un croissant recién horneado del cafetín del Bufete.
*señorita Valdez* —corrigió demasiado tarde—. Perdón, olvidé que...
—No importa —Lucía tomó el café sin romper el paso—. ¿Urgencias?
—El Sr. Dumont llamó dos veces. Dice que es un caso *"crítico"*.
—Dile que mi definición de *crítico* incluye incendios o cadáveres —respondió mientras se dirigía a su oficina—. **La tablet, Mariana.**
Ésta asintió y dijo:
"El señor Mark Reynolds está
