El atardecer bañaba el despacho de Lucía en tonos ámbar, iluminando los documentos del caso Mendoza como si fueran piezas de un tablero de ajedrez. Sus uñas rojas - **un rojo infierno, como lo llamaban en la firma** - repiqueteaban sobre el expediente abierto. *"Testigo número tres: declaración inconsistente. Fiscalía: argumento débil en el párrafo cuarto..."* *Toc-toc.* *"No es así como Mark llama a la puerta"*, pensó un segundo antes de que Vale irrumpiera como un huracán vestido de cuero. —*¡Lucía, esto no es una sugerencia, es una orden vital!* —La invitación plateada aterrizó sobre sus documentos como una bomba. Lucía alzó la vista con calma calculada. *"Dios mío, ¿otra crisis existencial sobre cócteles?"* -penso-. —*Si esto es sobre si el champagne rosado mancha los dientes, no

