PRÓLOGO

242 Words
La maldad puede embriagar a las personas de diferentes formas, tiene diferentes caras, distintas maneras de manifestarse a veces uno no se da cuenta de cuando ésta hace presencia haciendo que bajemos la guardia, dejándole el paso libre a nuestras vidas. Es cierto que todos tenemos una pizca de maldad, nadie es perfecto, pero hay niveles, así como también hay niveles de lo bueno. Es un balance. La maldad a la que me estoy refiriendo es de la peligrosa, de la que quieres huir y evitar. Escurridiza, venenosa y sigilosa como la serpiente. Cuando menos te lo esperas ésta ya está ahorcándote el cuello sin si quiera haberlo advertido, cayendo en sus redes. Esa maldad son ellos Las mentiras, las manipulaciones forman parte de ellos. Las palabras que te dedican, las sonrisas chispeantes, sus miradas cautivadoras, sus juegos extravagantes y la esencia que cada uno emana que hace que cualquiera se sienta atraído, intrigado y curioso hacia ellos. Imposible pasarlos desapercibidos, imposible no saber quiénes son e imposible disimular delante de ellos. No son ángeles, ni mucho menos dioses, no. Ellos son la maldad pura, son los vicios del hombre. Se dice que los vicios son hábitos de hacer mal algo o de hacer una cosa perjudicial que esta muy alejado a la moral, eso es lo que nos enseñan, pero ellos te dan su propio significado de lo que son y está muy alejado a eso. O eso te hacen creer…
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