parte 7

1361 Words
Aron caminó por los pasillos con más rapidez de la acostumbrada. Era un hombre que mantenía la calma en todo momento; sin embargo, la conversación con Loren lo había irritado bastante. Ese hombre siempre está haciendo cosas deplorables. Ni siquiera conocía a Rubí. ¿Cómo podía decidir ir tras ella? Aron se detuvo, dejo escapar el aire en sus pulmones. El balcón a su izquierda daba una amplia vista hacia la ciudad de Bazari. El aire frío de las noches parecía no poder enfriar su sangre caliente. Había veces en la que Aron pensaba en retirarse, tenía suficiente dinero heredado para vivir sin necesidades. Alejarse un tiempo le parecía una propuesta tentadora. Aron miró hacia la colina, ahí en aquella casa debe de estar Rubí esperando por él. Una esposa, una casa y algún día una familia. Aron no podía negar que le resultó un poco fastidiosa la primicia. Llevó su mano hacia el vientre bajo. Aquel chico añoraba tener hijos. Anhelaba una familia numerosa. Aron reconocía el sentimiento de euforia. En comparación a ese chico, Aron no quería tener hijos, mucho menos llevarlo en su vientre. Aron se relajó. No valía la pena pensar tan a futuro, de igual manera haría lo que Rubí quisiera. De igual manera, no habría un futuro si no lograba sacarse a Loren de encima. Rubí era hermosa, pero Aron que conocía bien los gustos de Loren sabía qué rubí no figuraba en ese estándar. Por lo tanto, era obvio que lo hacía solo para fastidiarlo. Aron no demoraría más el asunto. Lo mejor era presentar a Rubí con Loren y terminar con todo esto. De no ser así, Loren podría obsesionarse con este asunto y Aron no quería condenar a Rubí a aquello. —¡No me creo lo que escuche! Aron miró hacia atrás. Brian con pasos suaves caminó hacia él, moviendo sus largos cabellos platinados de un lado a otro. —¿Te casaste? ¿En serio? Aron sonrió suavemente, la noticia ya había sido divulgada. —Lo hice. —¿Con una mujer? —Así es. Brian recostó sus codos en el balaustre del balcón. —Vaya. Admito que me siento ofendida. Me rechazaste y ahora apareces casado con una mujer. —No podría casarme con mi hermana. —No somos hermanos, crecer juntos no nos convierte en familia, Aron. Aron sonrió con delicadeza y revolvió el cabello de Brian. Era una mujer caprichosa y engreída, pero para él era solo una niña. —No digas tonterías, Bri. Eres una niña, mi niña. Brian soltó un quejido al aire. Miró con tristeza hacia abajo del balcón, la altura era increíblemente desolada. —No lo sé. —Brian ladeó el rostro hacia un lado con un puchero —. La persona con quién quería casarme, ahora tiene tres hijos y resulta que yo no soy la madre de esos niños. Para ser sinceros, que El hermano de León la rechazará había sido un golpe duro para ella. Había amado a Dan Hamilton desde la primera vez que su tío lo había presentado como un pretendiente, sin embargo, ese alfa inútil se había metido entre ellos. Dan Hamilton desde niño había sido solo para ella. Sus familias ya lo tenían todo planeado y ella veía un futuro con él. De pronto sale ese alfa y adiós mundo y futuro con Dan Hamilton. No era justo. El humor de Brian decayó enseguida. Escupió hacia afuera con frustración. Solo habían pasado cuatro años. Ella seguía soltera, sin hijos y sin ganas de ser feliz, pero Dan, él sí que tenía su tiempo ocupado pariendo niños. —¡Sabes, si estoy enojada! Es un imbécil ¿Cómo pudo hacerme esto? Aron ya conocía esos cambios de humor en Brian, le palmeó la espalda con suavidad, pero eso solo alzó más los bitores de Brian. —En su primer embarazo tuvo gemelos ¿Lo puedes creer? ¡Dos! Y como si fuera poco, un año después tuvo su primer alfa. ¿Y sabes que es peor? ¡Está embarazado! ¡De nuevo! Le gusta presumir lo feliz que es. ¿Cuántos hijos piensa tener? ¡Cinco! Aron ladeó el rostro. Cómo fue que pasó de una melodiosa relajación a escuchar los gritos de Brian. —Sabes, no me importa. ¡Que haga lo que quiera! Ojalá tenga diez hijos y cuando esté todo desgastado recuerde que al menos conmigo no tendría que haber pasado por todo eso. Aron sobó su propia frente con molestia. —Deja de ser molesta Brian. Ese chico no quería una familia contigo. Acéptalo y supéralo. Con esas últimas palabras Aron se dio la vuelta dispuesto a irse. —¡Eres cruel! Trátame bien Aron, soy tu pequeña hermana ¿Lo olvidas? —Lo dice quien hace un momento recató el hecho de no tener lazos sanguíneos. —Lo dije en broma. —Brian lo siguió —Ahora que lo pienso, me preguntó si tú quieres una familia con esa chica. Aron se tensó. Dice lo que quiere y sobre todo, toca temas sensibles. —No lo sé. Ya veré a futuro. Viendo la espalda de Aron alejarse, Brian se preguntó si Aron era muy sonso o muy evasivo. Era imposible que no notara su posición en todo esto. Susurrando al aire Brian afirmó: —Bueno, casarse con esa chica fue un buen boleto para salir de todo este embrollo. No creo que a Myli le agraden las nuevas noticias. Myli era la tía abuela de Brian y Loren. Era una mujer a la que incluso Connor respetaba. … … … Cuando la puerta se abrió, Rubí sentada en su silla se enderezó. Llevaba horas en esa silla, sus músculos entumidos y sus piernas adoloridas. —Llegas tarde. Aron vio la mesa servida. Se sintió culpable. —Debiste avisarme. —fue lo único que pudo decir para justificarse. —Entonces, no sería una sorpresa. —hablo rubí con voz dolida. Los pies de Rubí temblaron. Aron soltó un suspiro y camino hacia ella. La tomó en brazos y la llevo hacia el sillón. Incluso mientras la cargaba en brazos, aquella máscara fría parecía no caerse. Aron siempre parecía tan serio, no del tipo malo y grosero, sino del tipo que vez en una revista. Suave y delicado, es como si tuviera su propio mundo en el que se pierde. Rubí sentía que esa muralla jamás podría escalarla. —La próxima vez, avísame. Soy un guardia llegó tarde, es imposible que pueda compartir la mesa contigo por las noches. Rubí bajo la mirada al suelo apenada. Aquellas palabras parecían un regaño. A pesar de estar cohibida, no quiso rendirse. —¿Y en las mañanas? Aron soltó una sonrisa suave. Normalmente, sería evasivo para no responder, pero la mujer aquí presente era su pareja y debía admirar la perspicacia de rubí al no rendirse. —Las mañanas están bien. Aron recordó a Marzon el esposo de Henry. —El esposo de Henry suele llevarle comida al trabajo. Hazlo también si eso te pone feliz. El rostro de Rubí se iluminó. Si Aron le daba ese tipo de permiso solo significaba algo. —Hablaste con el canciller sobre mí. Aron dudó un segundo antes de asentir. La conversación que rubí se imaginaba no tenía nada que ver con lo que realmente sucedió. —Entonces ya podemos formalizar nuestro compromiso… Antes de que se emocionara de más, Aron le cubrió los labios con una mano, mientras evadía la mirada con más frialdad que de costumbre. —Todavía no he sido emancipado. Está un poco complicado. Pero lo solucionaré. Aron notó como el brillo de aquellos ojos se opacó un poco, pero aun con su descontento, Rubí asintió en silencio confiando en Aron. —Mañana iremos a la fortaleza. El canciller quiere conocerte. Rubí frunció el ceño. ¿Cuál era la razón de ese interés? Había escuchado que el canciller se obsesiona muy rápido. Rubí pensó que sería un problema si el canciller se obsesiona con ella. —No pasará nada. Estaré contigo en todo momento. Rubí con resignación volvió a asentir. —Bien, —Aron le destapó la boca. —Es tarde, descansemos por hoy. CONTINUARÁ…
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