Me dolían los ojos, el sol ya iba saliendo. Me obligué a levantarme del suelo y caminé hasta la cama, observé la hora, mi cuerpo quería quedarse allí, necesitaba dormir, pero cerrar los ojos solo era un tormento, literalmente. Arelis. Volví a mí con más fuerzas, se aparecía en cada pestañeo por largo o corto que fuera, estaba ella, ni me dejaba pensar en Valeria o todo lo que había sucedido anoche. Solo estaba…Arelis. Justo ahora, en un momento tan crítico, aparecía ella, ¿por qué? Me lo preguntaba, pero ya lo sabía. En este punto de mi vida todo estaba inestable, de cabeza, sin sentido, carente de cualquier lógica, entonces…cuando más hundido yo estaba, aparecía ella, no para ayudarme, sino para recordarme cosas. Su manera de torturarme. Ella estaba aquí para eso. «—¿Me am

