Salgo del apartamento y me dirijo al club donde sé que Rodrigo estará al mediodía. Luis me envió un mensaje temprano diciendo que Rodrigo planea reunirse con sus hombres más cercanos para calmar las aguas. Quiere controlar la narrativa, como siempre. Pero esta vez, esa narrativa no le pertenece. Cuando llego al club, Luis ya está allí, esperando en el coche. Su mirada me da a entender que todo está listo. Los hombres de Rodrigo ya han empezado a dudar, y lo que voy a hacer ahora es avivar las llamas. —¿Cómo está el ambiente adentro? —pregunto mientras entro al coche. —Tenso —responde Luis, encendiendo un cigarrillo—. Los hombres de Rodrigo están empezando a mirar por encima del hombro. Algunos incluso han estado haciendo preguntas entre ellos. Parecen divididos. —Perfecto. Es justo lo

