Angie Williams Brinco desesperada por llegar al orgasmo, la sensación de estar llena es placentera cuando salto sobre Eiji, esta acostado en la cama magreando mis glúteos mientras yo sigo brincando en medio de gemidos ansiosos, muerde su labio cuando nota mis pechos subir y bajar, si es esto lo que necesito para ser libre lo seguiré haciendo aunque esto me condene a un poso sin fondo. Eiji Tanaka es mi verdugo, mi castigador y se de sobra que esto es malo, el que empiece a gustarme la sensación de sus penetradas, la mirada tan perversa que me da o esas veces donde me hace suya llenándome de sangre de sus víctimas, esas últimas veces donde me lleno de sangre los pechos y luego se prendió como un maldito poseso solo me hicieron desearlo más y más. Subo y bajo dándole rienda suelta a m

