Avon Williams. Dos, las dos de la madruga, las putas dos de la madruga y ya están tirándome la puerta. —¿Que demonios pasa?— El coronel idiota esta delante de mi con su uniforme —Vete que no quiero coger contigo. —No te creas tanto — ruedo los ojos —arriba teniente que tiene trabajo. —Pero son las dos de la madrugada— Abro los ojos un poco más. —Eso me vale v***a y procure usar ropa ante el ministro— le tiro la puerta en la cara entrando al baño para mojarme la cara y tratar de quitarme un poco el sueño. —Teniente Williams lamento mucho interrumpir su sueño de belleza— ministro ironía se para delante de mi fresco como una maldita lechuga mientras yo parezco mapache —En realidad no lo lamento. —Muérase— Me observa de una forma que me quita todo el sueño. —Todos márchense yo le ex

