Parte 3 Avon Williams Cuando no estamos a la vista de nadie mientras seguimos bajando las escaleras me sube a su hombro dándome cada que puede una nalgada que me obligan a apretar su traje. —No me vuelvas a dar porque me puedo correr aquí mismo— lo tiento y escuchar como gruñe solo me prende más. —Eres una maldita ninfomaníaca ¿Lo sabias? — asiento cuando me deja en el asiento del copiloto, da la vuelta y sube al lado mio. —Lo sé, los disfruto y no me avergüenzo de serlo querido, algunos nacieron para tener deseo y otros nacimos para ser el deseo en persona. Niega conduciendo de vuelta a la ciudad, puedo presentir como se está contenido. —Para por favor— Niega, pero a mí las ganas de poseerlo y de sentir como me empotra me están consumiendo, subo bruscamente encima de él, meto mi

