Como atraída por ellos coloque mis manos sobre los orbes, se rodearon de luz y luego nacieron unas criaturas extrañas pero familiares a la vez, el primero de ellos fue un pequeño caballo alado que me dijeron era un Pegaso, el siguiente fue un mitad león mitad águila al cual le dieron el nombre de grifo, el último en nacer fue mi dragón.
Las criaturas nacieron como un rayo de esperanza, en este lugar tan caótico a mi vista los tres eran perfectos y me hubiese encantado tener que jugar con ellos y no entrenarlos para ser máquinas de guerra, pero si era verdad los constantes rumores crecientes del ejercito de Elizabeth, mis nuevos amigos se tenían que volver más y más fuertes al igual que yo era la única forma de vencer a Elizabeth; junto conmigo y mis chicos se inició a e
