asesina y potenciadora

1010 Words
Las dos niñas comenzaban a reaccionar, me intrigaba lo que pudieran decir o pensar. No quería que se asustaran, así que retrocedí lo mas que pude para que solo vieran a Madeleine y fuese ella quien las calmara al despertar. Pero no tenia idea de nada. Al terminar de despertar, Madeleine las tomaba a ambas de las manos, y justo cuando terminaron de abrir los ojos, ambas se sentaron y una de ellas abrazo a Madeleine repentinamente - "Madeee ...." - susurro suavemente a su oído mientras lloraba en su hombro. Al hablarle al oido, duro algunos segundos hablandole, pero al escuchar estas palabras lo único que entendí fue que dijo Made, Lo demás  no lo entendí, sonaba como un susurro distorsionado y saturado, era algo inaudible para mi. -SHHataaa Mari shata - respondió Madeleine mientras que al mimo tiempo la abrazaba con un brazo. Yo estaba a unos  cuatro metros en diagonal a la espalda de Madeleine, la niña estaba aferrada a Madeleine, la abrazaba y besaba con desespero, tenia su rostro escondido en el cuello de Madeleine. Hasta que por un breve momento subió su mirada por encima del hombro de Madeleine y clavo sus dos ojos en mi, sin parpadear y sin una pizca de temor me veía directamente a los ojos. Su cabello paso de ser liso y n***o a ser ondulado y cobrizo, en su rostro comenzaron a aparecer algunas pecas y sus ojos color n***o pasaron a un verde intenso.  La iris de sus ojos parecía comenzar a vibrar. acerco su boca al oído de Madeleine y sin quitarme de encima sus ojos, le hablaba en un dialecto que yo no entendía, pero mas que eso era un sonido que me aturdía, era como si hablara en una frecuencia diferente a los seres humanos, pero Madeleine ni se inmutaba. Yo comenzaba a marearme y estaba a punto de caer sobre mis rodillas - Déjenlo, el esta con nosotras - Dijo Madeleine de una forma muy serena mientras seguía abrazando a ese pequeño demonio. De inmediato la niña bajo su mirada y volvió a acurrucarse en el cuello de Madeleine - ¿Estas segura de que podemos confiar en el? - Me impacto una voz en mi oído. Allí fue cuando me percate de que la otra niña no estaba sentada en el piso, estaba montada en mi espalda con sus piernas rodeando mi cintura, uno de sus brazos pasaba sobre mi hombro y se posaba sobre mi pecho, mientras que en la otra mano tenia unas uñas afiladas a milímetros de mi cuello, listas y en posición para arrancar mi garganta de un solo tirón. su corazón estaba totalmente sereno, eso quiere decir que ya había hecho esto. De verdad estaba a punto de arrancarme la garganta. Pude morir si ellas así lo hubiesen querido. - ¿Debo repetirlo? - afirmo Madeleine con severidad. - Disculpe - Dijo la niña ,mientras que se descolgaba al instante de mi espalda. En cuanto sus pies tocaron el suelo, salió corriendo para ponerse junto a Madeleine. Ella se quedo solamente parada junto a Madeleine con sus manos unidas y viendo el piso, era como cuando regañabas a una mascota, ella estaba profundamente arrepentida y hasta cierto punto asustada por la reacción de Madeleine, pues solo en ese momento en el que Madeleine le hablo pude percibir una agitación en su ritmo cardiaco. Pero Madeleine extendió su otro brazo y la tomo para abrazarla. y aunque a diferencia de la otra niña, esta no la abrazo de regreso, en su cara y su actitud se podía ver que fue como si su mundo cambiara de color con ese abrazo, antes cuando la vi, se me hacia difícil incluso imaginarla sonriendo. Pero cuando estaba abrazada por Madeleine, vi como una pequeña sonrisa se le escapo de los labios. Esa escena quedaría guardada en mi memoria para siempre. Yo estaba tan impactado por lo que acababa de pasar, que solo me quede viendo y me senté en el piso mientras ellas terminaban de abrazarse. Luego de unos segundos, Madeleine se puso de pie cargando a la niña de pelo cobrizo y tomando a la niña de pelo n***o por la mano. - Te presento a Yina y Yanis - dijo Madeleine con una lagrima corriendo por su rostro. A ellas les debo todo. - Saluden chicas - Dijo Madeleine  - Mucho gusto, yo soy Yina. Discúlpanos a mi hermana y a mi, la verdad es que nos cuesta confiar en las personas, no es nada personal. Pero si eres amigo de Madeleine, eres amigo nuestro - Dijo la niña de pelo cobrizo - ¿Verdad Yanis? - Pregunto - S-si, eres raro - Dijo Yanis sin dirigirme la mirada y casi escondiéndose detrás de la pierna de Madeleine. Era impresionante ver como solamente en ese breve instante pudieron cambiar tan radicalmente. Yina, la que me veía con los ojos del demonio, ahora tenia una pequeña sonrisa y jocosidad al hablar, sus ojos brillaban y se veían tan tiernos... Para aquel que no la haya visto como yo la vi unos minutos antes.  Y Yanis, La que había puesto sus garras sobre mi garganta para despedazarla sin titubear, sin afecto natural, con una calma total e incluso sin dificultad alguna, Esa misma niña, era la que ahora parecía ser tímida e inocente, y escondiéndose detrás de las de las piernas de Madeleine, hablaba con dificultad. Para mi era tan inquietante como fascinante. Nunca en todas las pruebas de combate que me hicieron pasar, me encontré con alguien que llegara tan lejos como lo hicieron estas dos niñas. entre ambas, en cuestión de segundos, me pusieron en riesgo de muerte... de hecho si no hubiese sido por Madeleine, simplemente hubiese muerto unos segundos mas tarde. De nuevo ella salvándome, Mucho gusto, pueden decirme Miller. La verdad es que aunque casi me mataban, pude entrar en confianza con ellas, de alguna manera me parecían tiernas. y es que a fin de cuenta eran niñas... niñas que casi me matan, pero niñas al fin 
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