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Mientras Mackenna y sus abuelos paseaban por las pequeñas tiendas en el vecindario donde habían estado escondidos durante la última semana, finalmente sintió un momento de paz. No hubo falsos avistamientos de Alessandro, y si él tenía alguna idea de dónde estaba ella, no hizo ningún intento por descubrirla.
Podría ser que él estuviera cumpliendo con una orden judicial, pero Mackenna lo dudaba.
Su abogado había llevado a Camille a la corte todos los días desde que ella regresó a Italia, con un ejemplo u otro de por qué la orden judicial debería ser desestimada o por qué el divorcio debería ser desechado de la corte. Estaba demostrando ante la corte que era un hombre autoritario y
