Mackenna estaba en su oficina trabajando frenéticamente e intentando superar la ira que había sentido esta mañana.
No estaba bien. Se había quedado dormida en los brazos de Alessandro en el sofá, y se había sentido segura, contenta y feliz. Había tenido sueños de hacer el amor con él y de dormir con él en su cálido abrazo exhaustos de hacer el amor.
Su corazón actuaba como si fuera lo más natural del mundo estar de vuelta en sus brazos, pero su cabeza le decía que era una tonta incluso más grande hoy de lo que había sido hace cinco años. Su ira estaba dirigida hacia sí misma, porque cuando se despertó sola en su pequeña cama individual, instantáneamente lo buscó y él no estaba allí.
Al encontrarse sola, comenzó a sollozar como una tonta. Lloraba por cualquier motivo relacionado con Al
