Alessandro la miró con irritación mientras esquivaba sus preguntas. —Estás cambiando de tema. —Sí. —Asintió mientras tomaba más risotto de su plato—. Deberías probar esto, está realmente bueno. —Dime algo, Mackenna —Ignoró sus instrucciones—: Cuando casi moriste, ¿no se te ocurrió volver a casa conmigo? Sostuvo su mirada seria con una igualmente seria. —Sí, Alessandro, lo hice. Luego una de las enfermeras pensó que me hacía un favor al traerme material de lectura. Estabas en la portada de una revista elegante con Dulce, y recordé por qué me fui en primer lugar. Estabas haciendo un espectáculo con ella en Japón, y sabía que ella vendría antes que yo. No había forma de que me pusiera en una situación donde me dijeras que estabas demasiado ocupado para venir por mí. —Habría venido —disc

