Aunque Hidalgo del Parral, las ruinas de la ciudad de Teotihuacán y la mayoría de los lugares descritos en “Un diablo que conoces” y en “La Avenida de los Muertos” son reales, los personajes representados en el libro y los incidentes descritos son producto de la imaginación del autor. Por lo tanto, cualquier semejanza con personas, vivas o muertas, o sucesos reales, es solo coincidencia.

