»Capítulo 1«

431 Words
Todos en la mesa comían tranquilamente, con su vista en sus platos, pero la mía solo estaba enfocada en él. Él ni siquiera se daba cuenta que todo esté tiempo solo he mantenido mi mirada sobre él, o eso me hacía creer. Ya ni se que creer. El recuerdo de anoche viene a mi mente, era algo borroso, él sobre mí, besando mi cuello y masturbándose. Trataba de reaccionar, pero mi cuerpo no respondía, era como si hubiese estado drogada. Lo peor de todo es que no se si es verdad o solo producto de mi imaginación. Pero ¿Porque mi imaginación lo pondría a él de protagonista? de tan solo volver a pensar en esa escena, me dan arcadas. Mi propio hermano tocándose mientras yo dormía, es algo difícil de creer. Que asco. — ¿Estás bien, hermanita? - preguntó Lucían. Sí tan solo supieras lo que estoy pensando sobre ti. —Si - respondí, dándole una sonrisa falsa. — ¿Segura? Es que ponías la cara, como si fueras a vomitar - dijo está vez Damián. —Si, ya dije que estoy bien - los mire molesta por tanta interrogación o frustración por lo que no se que ví —Solo no tengo hambre, ya me voy. Me levanté de la mesa y antes de salir del lugar, Damián habló. —Recuerda que iremos a cenar con nuestros padres. —Lo se, no soy irresponsable, al igual que ustedes - me gire y les sonreí, Damián rodó los ojos y siguió comiendo, mientras Lucían me miraba de forma extraña, a lo que hice creer como si no vi nada —Nos vemos después - me despedí. [...] ~Lucían Pearce~ Recuerdos llegan a mi sobre anoche. Recuerdos del como mis labios besaban su delicada piel o en el como me tocaba, imaginándome como entraba en su interior y poseerla como un animal, sin piedad, mientras ella gemía mi nombre. — ¡Maldición! - golpeé el volante incontables veces, la ira recorría por mis venas. Si no fuera porque la drogue, se hubiera dado cuenta de todo. Aún así, en la forma como me miraba mientras desayunábamos, me confirma que se acuerda, pero ¿Porque no me enfrentó? ¿Porque no me dijo nada, ahí, delante de Damián?. Aunque esté último, no dirá absolutamente nada, él está tan obsesinado de ella, como yo lo estoy. Ninguno de los dos somos inocentes, los dos tenemos la mente tan enferma, tan podrida. No aguanto otro minutos más sin tenerla, pero pronto esa espera acabará. Ya la tendremos, solo para nosotros, solo para mí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD