Capítulo 5

1640 Words
Llego a la empresa hecho furia, con media hora de atraso que para mi es como un día entero perdido, cada minuto cuenta, cada segundo es valioso en esto de los negocios, fue una humillación la que me hizo sentir esa mujer al dejarme ahí varado a la mitad de la calle como un imbécil, como es posible que a mí, un Collins, se haya atrevido hacer semejante falta de respeto pero por supuesto que esto no se va quedar así, a mi nadie me trata de esa manera. En la entrada del edificio encuentro a la recepcionista conversando con el guardia de seguridad, al verme ambos se ponen nerviosos y cada uno regresa a su área. Lo que me faltaba. —Esta es la última vez que utilizan sus horas de trabajo para socializar. —me dirijo a los dos en un tono serio, ya cabreado, esto es el colmo ya ni mis empleados me van a respetar. —Y a quien no le parezca puede presentar su renuncia en recursos humanos. —les notificó a los dos sin detener mi camino al ascensor. —No volverá a suceder señor —con sincero arrepentimiento dice el guardia, un señor canoso algo mayor, lleva varios años trabajando en el edificio, la verdad es que no sería capaz de despedir a ninguno de los dos, hasta el momento no hay quejas de su trabajo, pero hay ocasiones que debo ser duro con los empleados para que no hagan lo que se les pegue en gana y me respeten como jefe. Salgo del elevador y mi asistente se acerca corriendo. —Señor lo están esperando en la sala de juntas. —a caso hoy es el día de jodamos la existencia de Vladimir, no respondo nada, solo le doy una mirada asesina de... si no tienes nada inteligente que decir mejor quédate calladita y sobre todo hoy que no estoy humor. A veces no sé porque aún la tengo de mí asistente si lo único que hace bien es traerme el café, tengo que pensar seriamente en contratar otra, pero hoy no. Todos se levantan de sus asientos al verme entrar, es satisfactorio ver el poder que tengo sobre las personas, a excepción de... Miller, creo ese es su apellido, así decía la nota donde escribió su número de teléfono seguido de una carita feliz guiñando, como si yo le hubiera pedido su número para tener una cita con ella. Y ahora la tengo frente a mi haciendo no sé que cosas con su tablet, de lo mas tranquila y sin remordimiento alguno por haberme dejado con toda la responsabilidad a mi, aún no se ha percatado de quién se encuentra frente a ella. —¡Buenos días! —exclamó mas para ella que para los demás y atraer su atención. La sonrisa que tenía en su rostro ha desaparecido, hasta su semblante se ha puesto algo pálido, levanta la vista y... ¡Oh!, ¡Sorpresa!. Sí, soy yo, y puedo imaginar lo que esta pensando yo tampoco me imaginé encontrarla aquí. —Señorita Miller es un placer tenerla aquí. —nuestras miradas se fijan por unos instantes, ella parece nerviosa, incluso asustada, se ve tierna e indefensa. La tengo justo como quería. Pero nunca pensé que sucedería tan pronto. —Gracias señor —es lo único que dice mientras vuelve a su asiento al igual que los demás. No puedo evitar observarla, no ha dejado de tamborear el bolígrafo sobre la mesa o moverlo entre sus dedos, uno de los presentadores le cede la palabra, solo la observó y hago unas cuántas preguntas respecto a su trabajo, en estos momentos ya no parece estar nerviosa, si no todo lo contrario, una mujer madura, segura y firme en sus palabras, convenciendo a cada uno en esta sala, faceta que no creí que tuviera, después de ver su comportamiento de hace un rato. Minutos mas tarde termina con su presentación, todos han quedado satisfechos al ser lo que buscábamos para nuestra empresa, se ha respetado la elegancia y seriedad que nos caracteriza, pero sobretodo, se ha respetado cada uno de los puntos que se hablaron en un principio de proyectar algo innovador y diferente al público, tanto en televisión, revistas y r************* . Horas después, no me puedo concentrar en mi trabajo, algo tiene esa rubia que me a dejado pensando en ella, no vestía sexi o provocativa pero a más de uno los tenía babeando, lo pude notar, es muy bonita, es una mujer que no necesita plastas de maquillaje para lucir perfecta, su belleza es natural, incluso me hizo olvidar que estaba molesto con ella, a pesar que salió huyendo sin decir adiós. "Creo que te está gustando ésa malcriada" —¿A mí?... No lo creó El intercomunicador suena, es Harrison mi secretaria —Su papá quiere los detalles de la reunión. —Pide una copia de todo y se la envías por correo, dile que necesito su opinión. —en realidad no la necesito, pero es la única manera de tenerlo en calma. Mi padre es un terco obsesivo con el trabajo, incluso más que yo, esa es la razón por la que yo estoy a cargo de la empresa desde hace 7 años, por un exceso de trabajo tuvo un infarto que casi lo mata. Yo recién terminaba la universidad y mi madre me pidió que tomara su lugar, meses después que se sentía mejor quiso volver a tomar la presidencia, pero mi madre uso algún tipo de amenaza para evitar que lo hiciera. ¿Todas las mujeres son así de manipuladoras?. Que miedo, por eso prefiero seguir soltero. Yo en cambió ofrecí mantenerlo al tanto de todo movimiento en la empresa y ahora que cambiamos de publicista lo tiene preocupado la idea de que algo salga mal. —Ahora mismo lo hago, señor, casi lo olvido, esta aquí su primo. Que quiere este cabron, masajeo las cienes en mi cabeza antes de contestar. —Hazlo pasar —quizás me arrepienta de lo que acabo de hacer. —Hermano, tu asistente esta..., fiuu —pongo los ojos en blanco, le trae ganas desde que la vio por primera vez pero ella no le hace caso. —Si sólo vienes a halagar a mi asistente no es necesario que entres a mi oficina, ella está afuera —le señaló la puerta con el dedo y regreso mi atención al ordenador. —Cada día estás mas amargado, creo que mi tío es mas cool que tú. —se mofa en mi cara, y se sienta frente a mi subiendo los pies al escritorio, odio cuando hace eso, quisiera aventarlo por la ventana. —Me vas a decir a que has venido y por favor baja esos pies. —oculto mis instintos de asesino. —Huy... hoy andas en tus días. —quitó la mirada de la pantalla y lo miro con toda seriedad. —Ya, ya, ya entendí, hoy no estás de buenas, bien seré breve —se aclara la garganta y continúa hablando. —Hoy en la noche nos iremos de fiesta, y no acepto un "no" como respuesta, solo mírate lo tenso que estás parece que llevas años sin sexo, necesitas relajarte. —baja los pies y se acomoda en su asiento. Bueno en algo tiene razón, necesito relajarme un poco y salir de mi rutina, aunque sé que si me esta llevando con él es porque va en plan de conquista y quiere que le espante las moscas, esa parte no me agrada. —¿Donde la conociste?. —su sonrisa diabólica se extiende de oreja a oreja. —Hoy la conoceré. —su mirada se pierde en el infinito dónde quizás su cerebro se fue hace años, de nacimiento podría ser. —No me digas que es una de esas citas de Internet, donde siempre terminan decepcionados por que no es lo que esperaban. —uso un tono sarcástico para fastidiar. —No, ella es amiga de unos amigos, y desde que la ví en una foto y por lo que me han platicado de ella, creo que me he enamorado. —responde con seguridad en lo que creo fue un suspiro. Un momento, como puede decir que está enamorado, si pretende tirarse a mi secretaria, además no la conoce. Esta cita lo llevará a la decepción o perdición de eso estoy seguro y yo quiero estar presente para burlarme de él por el resto de su vida, será divertido para mí después de todo. —Esta bien iré sólo para ver tu cara de pendejo cuando te manden a la mierda. —inquiero con malicia. Y es así como termino una vez más siguiéndole la corriente en sus locuras, solo que en ésta ocasión tomaré mis precauciones. —¿Y qué?, no piensas invitarme algo de tomar. —Y si mejor te largas de mi oficina antes de que me arrepienta de ir contigo esta noche. Tengo mucho trabajo. —regreso a mis labores en el ordenador, en realidad solo estoy comprando por internet un Jersey de mi equipo de fútbol americano favorito y que por su puesto es más importante que una plática con éste pendejo, que lo único que siempre ocasiona es aumentar mi estrés. —Sabes, tienes razón, mejor salgo a platicar con tú asistente, a ella sí le parezco interesante, además que cuándo cruza los brazos sobre el escritorio para escuchar lo que estoy diciendo, sus nenas casi salen del escote para saludar. —se levanta para salir. ¡Aleluya!, entendió bien el mensaje sin que se lo tuviera que repetir. —Maldito abuelo amargado. —azota la puerta. Sus últimas palabras las dice entre dientes, por ello no alcanzo a entender e ignoro por completo, seguro no era nada de importancia. Mejor que se divierta con las bubis de Harrison.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD