Todas las novias de los Luthor se habían marchado, solo quedaban Adisson la esposa nueva de Drake y Daniela, la segunda y su novio habían quedado en salir a cenar, por lo que, ambos se suponía se arreglarían, y se verían a las 7:30 en la casa de los Luthor.
Daniela se despidió de su compañera de cuarto quien le piropeó por la vestimenta que había elegido, un vestido beige corto, un suave maquillaje y el cabello recogido, para evitar la pelea con la arena decidió ponerse unas sandalias altas abiertas color dorado y tomó una cartera del mismo color. Mientras caminaba hacia la casa principal, envió un mensaje a su novio para avisar que ella la que siempre tardaba más estaba lista.
—¿Está Patrick listo?
La mujer se acercó y escuchó el gritó de Ada. —¡Partick!
En cuanto ingresó a la cocina le vio caer.
—Llamen una ambulancia —Gritó Jane.
Drake fue el primero en correr hacia el teléfono mientras los otros Luthor miraban a la muy arreglada joven de 25 años, Daniela soltó la cartera y se acercó rápidamente y aplicó todo lo que le habían enseñado en la escuela de medicina; ver, escuchar, sentir, aún respiraba, poco, pero se mantenía inconsciente, la chica puso en práctica RCP con la espera de mantener con vida al amor de su vida.
La ambulancia llegó y los paramédicos intentaron hacerse cargo pero ella solo dejó que le llevaran en la cabina de la ambulancia, dentro convenció a los paramédicos de trabajar todos juntos, les explicó el caso, había sido quien le acompañó unas semanas antes al médico, hablaron de un bypass o un medicamento antiansiedad, pero Patrick se dedicó a decir que era un maldito gilipollas que le creía histérico, ella no discutió con él porque pensó que los doctores estaban en lo correcto y una discusión solo podía empeorar su situación.
En cuanto llegaron dio la información a los médicos quienes comenzaron a reanimarle y le sacaron para hacerle pruebas.
—¿Sabes algo? —preguntó Jane y ella negó con la cabeza.
Daniela tomó asiento y recordó a Patrick en la camilla sentado al lado de su hermano.
—Soy la doctora Levine, ¿En qué puedo ayudarles?
—La ceja de mi hermano —Ella asintió y rodó los ojos al ver la colección de gasas y a la niña pequeña apretándolas.
—Muy bien lo de la presión y las gasas.
—Mis hermanos se pelean a menudo.
—Entonces, se agreden.
—No —dijo Kyle. —Solo nos amamos con violencia.
Con delicadeza estrujó las gasas y le pidió a la niña que se sentara del otro lado.
—¿Le va a doler?
—Quieres que le duela.
—¡Sí! —Daniela le inyectó sobre la ceja del joven. —Mi mamá se molestará, porque me sacaron en la noche, por una estupideeez. —Canturroteó.
—No habrá fondos para la escuela de medicina.
—Creo que mejor seré modelo de bikinis, claro, me tienen que salir tetas.
—Y culo —Dijo Kyle logrando otra carcajada por parte de la mujer que cocía su ceja.
—Intenté ser cirujana plástica o en eso estoy, lo bueno es que tengo técnicas maravillosas para no dejar marca.
—Lo malo es que adoramos las marcas —Dijo Patrick. —¿Eres soltera?
—Paso demasiado tiempo aquí.
—¿Comerías conmigo el domingo? —Ella le miró de pies a cabeza, completamente vestido de n***o pero lo que más le gustó de esa ruda apariencia fue su sonrisa.
—No tengo sexo en la primera cita, ni con mis pacientes.
—Bien, hoy es nuestra primera cita y tu paciente es el hermano mayor de mi hermana pequeña.
—Bien, más te vale ser bueno —Kyle cerró un ojo y miró hacia su axila.
—Más te vale depilarte.
La joven no pudo evitar sentirse molesta ante aquella maravillosa primera cita, ella recordó que aquella había sido la noche en que había matado a un hombre que simplemente quería volver a sentirse masculino, un descuido, tomó la vida de otra persona, un año atrás y por eso se mantenía en casa, quería un tiempo que se prolongó con la excusa de ser millonaria.
—Daniela, lo hiciste bien.
—No, yo... no insistí en que se medicara, pensé en decírtelo y lo pospuse.
—Él estará bien, se ha caído de un segundo piso, ha chocado varias veces y ha estado en el hospital más veces que tú y no por las mismas razones, adivina, siempre sale vivo.
—No le he dicho que le amo. Digo, lo pienso todos los días pero no se lo digo, yo solo... asumo que lo sabe, él asume conmigo... yo...
—Tranquila —Dijo Jane y le abrazó. —Él lo sabe y lo hace.
Escuchó un sollozo por parte de la joven mujer, siempre le había visto como una inteligente y vaga joven, que necesitaba un poco de empuje pero fue hasta esa noche que le vio concentrada en salvar la vida de la persona que más amaba, dejó de ser una niña mimada para convertirse en una adulta responsable, en un médico bajo juramento.
Jane logró tranquilizar a la novia de su hijastro, incluso Karl consiguió un té tranquilizador para todos en la sala, Adam se cubrió la boca ante el gesto pero agradeció a su hijo por su amabilidad.
—Familiares de Patricio Luthor.
—Patrick Luthor —Corrigió Daniela.
—Patricio.
—¿Es usted una residente?
—Sí.
—Nosotros somos la familia de ese hombre y lo último que usted o cualquier nada como usted deberían intentar hacer es cambiar su nombre, si no puede decirlo le relevo del caso, ¡le quiero fuera!
—Traigo información.
—Que me la dé otra persona, usted parece demasiado incompetente como para aprender su nombre.
—Conozco a varios aquí, ¿Está Arturo? — el joven negó, — ¿Armando?, ¿Leticia?
—Romina está de camino —Adam tomó un teléfono e hizo una llamada a Alex Pieth para pedirle que sacara a su ex esposa de donde estuviese y le enviara, le comentó que estaban en uno de sus hospitales pero que no habían cardiólogos y que hasta donde sabía Romina seguía siendo interna de cardiología.
Los médicos hicieron lo que Emilia bramó por el teléfono mantener al paciente estable para cuando ella llegara y un quirófano disponible, el vuelo pareció eterno para todos lo Luthor y la novia del joven, Jane acabó por enviar a Zack, Karl y Kyle a casa con Drake, sin embargo Adrian no parecía querer moverse de aquel asiento o que alguien le dijera nada.
—Quiero a mi mamá, quiero a mi mamá.
—Yo solo quiero a mis juguetes —Refunfuñó el pequeño.
—¿Qué tengo que hacer para que me ames Patrick?
—Juguetes y pancakes.
—¡Pacakes! —gritó ella y se acercó a las mejillas de Adrian. —Pancakes, tú amor, ¿qué quieres?
—Tocino, mamá.
—¡Tocino! —Gritó y los dos niños aplaudieron —Pancakes y tocino.
—Ay, que linda familia, desayunan en la noche —Dijo Adam y le quitó a Adriana al más pequeño de sus hijos lo sacudió y este comenzó a reír.
—Yo quiero estar con mi mami —Dijo Adrian y Adam negó con la cabeza, había insistido en que ella les dedicaba mucho tiempo a ambos y eso podía comenzar a afectarles.
—¡Pancakes! —Gritó Patrick quien era la prueba viviente de que podría no importarles si quiera.
—Ya va —Dijo en tono de broma Adriana y les dio un beso a cada uno de sus hombres.
—Sabes somos muchos chicos aquí.
—Tú culpa campeón.
—Podríamos tener una linda hermanita.
—Sí—Dijo Patrick.
—Bien, Patrick, lo has dejado claro, tú amas a tu papá —Dijo la mujer. —Adam, no llames a la cigüeña, apenas puedo con ellos y Patrick me enloquece es muy listo y Adrian...
—Es muy chineado y lo tratas como Adriana. —Dijo antes de salir de la cocina en dirección a su despacho.
Adriana se preguntó por qué quería una casa gigante si ni siquiera quería tener hijos, entendía para qué estaba Adrian así, para unirle con Adam en matrimonio pero qué pasó con Patrick, claramente aquellos océanos azules eran los causantes>>.
—Emilia.
—Adam, que manera tan seductora de hablar por teléfono hasta que estoy cachonda —Dijo y torció el ceño. —¿Cómo sigue el niño?
Daniela le dio un informe de lo que había sucedido y también se disculpó por los gritos a su residente.
—No los soporto, ven a cambiarte, te conseguiré algo y entrarás conmigo.
—No opero...
—Ay ¡¡Ya!!, Sí lo haces, eres una cirujana, lo haces y la vida de Patrick está en tus manos te perdoné que abandonaras cardio, pero no que dejes la medicina ¡muévete!
Jane se quedó a solas en la sala con su esposos el cual tomó asiento a su lado y le acarició la mano con ternura, Jane, le regaló una sonrisa y Adam se sentó a su lado.
—Así que ya no soy la amante, ni la quinta esposa, soy la segunda esposa o como funciona señor poligamia.
—¿No vas a gritar?
—¡Me encantan los casados! Además, estás pasando por mucho me gusta ser la protagonista malvada.
—Te amo —Dijo y le dio un corto beso sobre los labios de Jane.
La mujer le hizo una seña para que se acostara sobre sus regazos y así Adam lo hizo, estiro lo pies sobre el resto de la banqueta mientras ella acariciaba su cabellera.
Adam Luthor y su esposa se despertaron al escuchar lo amenazado a todo el personal del hospital, Adrian estaba intentado tranquilizarla, pero luego de veinte años de abandono se consideraba en posición de jugar el rol de madre abnegada.
—¡Soy la madre de ese niño y merezco información!
—Mi hijo dejó de ser un niño hace bastante y tú no eres su madre. —Gritó Adam y Adriana negó con la cabeza.
—Papá, no hagas esto, todos merecemos saber cuál es el estado de mi hermano.
Daniell se posó al lado de su mejor amigo y le ofreció un vaso de café y otro a su nueva esposa.
—Jugué con Serena y está vigilando que sus hermanos desayunen. —Le dijo a Jane y se sentó a su lado.
—Mi vida es toda una pena. Perdí a mi hijo, mi esposo y descubrí que mi mejor amiga siempre quiso a mi marido tanto como yo.
—No, yo lo quise más que tú. —respondió Daniell. — Sabías que le quería, pero le diste lo que yo no, la idealización de pureza e inocencia y jugaste con los dos para quedarte a su lado. ¿Entonces Adriana, al final quién fue la mala, tú o yo?
—Las dos estamos iguales.
—No, al menos yo afronté que Adam no era el amor de mi vida.
Jane se puso en pie y salió del hospital, quería poder apoyar a su marido, pero en medio de todo esto iba a salir un herido, eso era lo que le hacía dudar esta mañana, ¿qué era más fuerte? o ¿quién? el amor de la adolescencia, aquel que jamás se olvida, con la madre de sus primeros hijos o la mujer que cumplía las fantasías de la la vejez, una mujer joven, ardiente y atrevida, el problema estaba ahí, ya no era a misma Jane y el seguía siendo el mismo Luthor.