Felipe llamó a Manolo, su amigo casi como un padre lo atendió en la primera timbrada y sin dejarlo hablar le dijo —¿Dónde carajo estás? ¿Qué pasó lograste convencer a Alondra de que no se casara? —No, no logré convencerla, a esta hora debe ser la esposa de Cristiano—expresó con tono de derrota. —¿Dónde estás? —lo interrogó Manolo. —Estoy en la base, me acabo de alistar para una operación que inicia esta tarde en contra de dos carteles que operan en Italia. —¡Por Dios Pir! ¡Estás loco! Eso es un s******o, no estás en las condiciones físicas requeridas. —¡Qué importa! Ya para qué. No me queda nada, ya no tengo nada, no tengo a la mujer que amo, mis hijos crecerán diciéndole padre a quien era mi mejor amigo, mi hermana y mi madre me odian, y mi padre lo superara. Tú se feliz con Ángela,

