Patrick McCarthy:
Suspiré frustrado, mi dolor de cabeza había empeorado. Tuve un día de mierd** en la empresa y al llegar a casa solo me encontraba con este otro dolor de cabeza.
¿Por qué Grace no estaba aquí para controlarla? Carajo, esa mujer me iba a escuchar, no podía seguir yéndose y dejándome al cuidado de la malcriada de su hija.
Negué molesto y masajeé mi sien. Este día era un desastre, no quise ser tan duro con Sophie, pero ya me había colmado la paciencia y fuera de eso salir vestida como una prostituta como si no tuviera más ropa.
¿Entonces adónde iba todo mi dinero cada vez que se iba de compras?
La próxima vez iría personalmente con ella, no andaría usando pequeños trapos que apenas cubrían.
Respiré profundo y traté de calmarme. Me recordé que no era mi hija y tampoco mi problema, pero espera sí que lo era, yo era el adulto aquí y Sophie vivía bajo mi techo, por ende bajo mis reglas y así me molestara, tenía que cuidarla.
—Yo iré a verla. —Dijo Lily de repente.
La observé, había olvidado que estaba allí de pie observándolo todo. Negué molesto, qué situación de mierd**. —Mejor déjala sola por un rato, necesita desahogarse.
Lily asiente sin decir nada, en eso recuerdo la nota.
—Ven, Lily —La llamo y ella me sigue hasta mi despacho.
Saco una pequeña nota que fue lo único que dejo Grace y se la entrego a la chica.
—Cuando Sophie se calme, dile que Grace dejó esto para ella.
Era una mierd** de nota, pensé votarla a la basura, pero opté mejor por dársela a Sophie. Así, por lo menos, sabría que no le era completamente indiferente a su madre.
Lily suspira ruidosamente. —¿Así que la señora Grace se fue de nuevo?
Suspiré cansado y me senté en mi silla de escritorio. —Digamos que sí, al menos por un tiempo.
—Pero ya pronto será el cumpleaños de Sophie, creí que esta vez estaría con ella.
Sacudí mis hombros, ¿qué podía hacer yo?
—Así es esta vida, Grace debe tener sus razones para irse de viaje.
—Pero nunca está con Sophie, a veces pareciera que no la quisiera. —Lily se veía enojada y suponía que no solo era con Grace también conmigo por mi indiferencia.
Comprendía su aptitud perfectamente, pero a pesar de mi postura, no era tan inherente al sufrimiento de Sophie. Alguna vez sentí compasión por esa chica, solo que todo se iba al carajo cuando esa mocosa me contradecía y me llevaba la contraria.
Pero bueno como sea, agradecía que Lily estuviera con ella, por lo que sabía, eran buenas amigas desde siempre y eso era bueno porque la verdad me preocupaba a veces la vida tan solitaria que le daba su madre.
Suspiré, Sophie merecía algo mejor. Aun a pesar de estos, pensamientos que tenía, no me podía mostrar débil, ni bajar la guardia.
No quería que Lily andará diciéndole a Sophie que dije algo a favor de ella. Esa niña necesitaba dejar de ser tan caprichosa.
—Mira Lily, te voy a decir algo muy sencillo, jamás quieras indagar entre un montón de mierd** porque eso te puede salpicar y ensuciarte —dije lo más cierto, con esto dejaría el tema de Grace.
Aunque sí que era verdad que Grace era un montón de problemas, no sé en qué momento se me ocurrió la gran idiotez de casarme con esa mujer.
Bueno, a decir verdad me cautivo su belleza y el s3xo era fenomenal, pero todo se eclipsó porque primero era una mujer muy interesada, solo se la vivía gastando y no me dedicaba tiempo para nada. Sumado a eso, siempre se iba...
Dejé de pensar en eso, ya no quería que mi dolor de cabeza aumentara.
Vi a Lily observarme con sus ojos oscuros llenos de curiosidad, por mi comentario anterior. Mejor no hubiese dicho nada.
—¿Qué quiere decir con eso, Señor Patrick?
Negué molesto, ya estaba harto de esta conversación. —Nada y no tengo tiempo para lidiar con niñas y sus preguntas tontas.
Me gané una mala mirada de ella, pero no me importo. Lily era la que menos tenía que saber.
La vi irse, no sin antes escucharla decir.
—Viejo engreído.
Resople, de viejo no tenía nada, hasta ahora estaba en mis treinta y tantos, y estaba en mejor forma que esos mocos*s con los que andaba Sophie.
En fin dejé todo aún lado y tomé mi móvil de mi bolsillo. Tenía que hablar con Grace.
Marqué como loco, cinco llamadas y aún no contestaba esa mujer irresponsable.
Masajeo mi sien. —¿Por qué diablos no contesta?
Podía verme como un loco, me daba igual, no me iba a detener. Grace tenía que darme una explicación.
Vuelvo a marcar y al fin contesta. —¿Hola? —Responde Grace y a lo lejos escucho la música de fondo.
Suspiro irritado, seguro, ya anda de fiesta, justo como su hija.
—¡Que te sucede Grace!, ¿por qué te vas así sin avisar? —Casi le grite.
—Cariño, relájate, solo es un pequeño viaje. Ya me hacía falta salir de la rutina...
La interrumpo. —No quiero escuchar más tus mentiras. Ahora mismo te regresas, ya tengo suficiente con la actitud de tu hija.
Escucho a Grace suspirar. —Por favor Patrick no me presiones y segundo sabes que a su edad son así las mujeres. Tenle mucha paciencia a Sophie.
Suelto una carcajada sin la mayor gracia. ¡Qué tan fácil era decirlo! —Ahora resulta que tengo que cuidar a una mocosa que no es mi hija.
—¡Ay, Patrick!, ¡qué estrés contigo! —Me grita al otro lado de la línea—. ¿Solo hablabas para esto? Siempre te quejas por todo.
Mierd**, sus gritos empeoraron mi malestar, sin pensarlo corte la llamada. —¿Qué mierda hice para merecer esto? —dije frustrado, mi sien no paraba de palpitar. La masajeé suavemente—. Estoy jodido.