Patrick:
Dos horas después y había terminado esa estupid** reunión. No pude concentrarme en todo ese tiempo y la culpable era esa niña, que me dejó completamente distraído y dur** como una tabla.
Cada vez que veía las cifras en la pantalla o cuando un accionista hablaba, de repente me imaginaba a Sophie sonriéndome traviesamente y viniendo hacia mí con un contoneo seductor que me tenía deseoso por volver a tocar esas caderas anchas.
Cuando caía en la realidad me encontraba de nuevo en la sala de juntas, llena de viejos gordos y barbados, preguntándome que sería lo próximo en la lista.
Suspiré, frustrado, ya cansado de esperar. Necesitaba ver a Sophie.
Una vez llegue a mi oficina, anuncie mi llegada. —Nos vamos —dije y la mocos**, ni me determino. Tomo sus cosas y salió como un tornado
