Sophie: Nos quedamos mirándonos un segundo y eso fue todo, nuestros ojos lo decían todo, nos deseábamos. Inmediatamente, nuestras bocas chocaron juntas, mis manos subieron a su cuello tirándolo más contra mí y Patrick sostenía mis caderas en un agarre mortal, mientras aún se fr*taba contra mí. Esto era absurdo, había podido decir sin vergüenza lo que quería, pero me encantaba molestarlo y jugar con Patrick y sospechaba que a él también le gustaban mis juegos de seducción, hacía todo el acto más placentero. Sin demora, él me pone sobre el escritorio y comienza a quitarme mi suéter. Mis manos tampoco se detienen y comienzan a quitar su corbata y luego su camisa, pero me detengo al ver la mancha roja en la tela y en la piel de su cuello. —Sophie, eres magnífica —decía Patrick mientras aún

