"Y el tiempo
no define
el dolor,
el amor.
El tiempo es solo eso...
tiempo,
que pasa y se va
sin mirar atrás, así
como todo
lo demás.
-Gug.
Dos años después.
Tyron
Me sentía preparado, listo. Mi mano mostraba una llama blanca, toda la habitación aplaudió y me sentí completo.
Alexa me sonrió desde las gradas, orgullosa de mi progreso; algo en mi se calentó de alegría, a pesar de todo ella estaba ahí, para mí. Iye me aplaudía, no con tanta felicidad como la de su hermana, pero la intención estaba ahí y eso era lo que valía para mí. Sabía que estaban pasando un momento duro, yo también lo estaba sufriendo.
Egan me miraba, solo eso, no mostraba ningún sentimiento en sus ojos calculadores y egoístas.
¬Tu movimiento fue soso.-su voz retumbó en mi mente.
Suspire y borré mi sonrisa, para él nunca hacía nada bien, solo... lo intentaba; y eso no era verdad.
Baje del escenario con todas mis ilusiones perdidas. Si Halastor estuviera aquí...
El pequeño cuerpo de Alexa se unió con el mío en un gran abrazo, su olor a vainilla me hizo sonreír. Sus brazos se unieron detrás de mi cuello y su cabeza se alejo un poco para mirarme; sus ojos me transmitían paz. Me sonrió y con lentitud beso mi boca.
Se sentía bien, digo... estar así al fin, sin ningún reproche, ningún llanto, nada de eso... pero ¿era realmente lo que quería?
Todo en mi vida parecía tan rutinario, tan normal; necesitaba adrenalina, volver a viajar a lugares que no conocía y hacer todas esas cosas que me hacían a mí. Necesitaba volver a vivir.
-Bien, ya está, pueden dejar de besarse.-la voz de Iye hizo que nos separáramos.
Su cara neutra me miro, no parecía contento, pero él nunca demostraba nada. Alexa lo abrazo, su cara no cambió, pero sus ojos brillaron con alegría.
-Debo felicitarte, no pensé que lo lograrías Ty.-Alexa golpeo a su hermano haciendo que él rodara sus ojos- Bueno, sabía que lo lograrías, pero debo felicitarte igualmente, convertirse en mago es una responsabilidad muy grande.-me dio una palmada en mi espalda.
-Bien, demasiado festejo.-Egan apareció detrás de mi- Prepárense, esta noche debemos hacer un viaje.-su voz me irritaba.
-¿Por qué tendríamos que ir nosotros?-soltó Iye con odio.
No era el mejor momento para que nos alejáramos de casa.
-Porque Halastor me lo pidió.
Y el silencio se convirtió en nuestras palabras. Vi como el rostro de Alexa se contraía, no quería llorar frente a Egan, ninguno de nosotros quería hacerlo.
-Bien, iremos.-murmuró Iye luego de unos minutos, todavía afectado por las palabras de Egan.
Suspire y tomé a Alexa de la mano.
-Nosotros nos vamos.-murmuré, todavía enojado con Egan por haber usado el nombre de Halastor para manipularnos.
La mano de Alexa me agarraba con fuerza; toda la felicidad que había en su cuerpo había desaparecido de un momento a otro.
Caminamos por los pasillos de la comunidad de hechiceros, todos estaban de fiesta, festejando a los nuevos magos de la familia.
-Tendríamos que festejar también.-la voz de Alexa me saco de mis pensamientos; su mano tomo mi cabeza obligando que la mire, había algo es sus ojos que nunca había visto antes- Vamos a tu habitación, tengo un regalo para ti.-susurró.
Volvimos a nuestro camino, pero íbamos más rápido, como si ella estuviera apurada por mostrarme lo que tenía.
Deje que me tapara los ojos con un pañuelo, sonreí al escuchar como reía, nerviosa por mi reacción.
Sentí como tomaba mi mano y dejaba algo sobre la palma de esta.
-Puedes abrir los ojos Ty.-susurró, estaba muy cerca de mí.
Abrí mis ojos, ansioso por saber.
Un collar con una piedra verde se encontraba en mi mano. Una malaquita.
Sonreí.
-Me encanta.-murmuré todavía observando la piedra con emoción.
Alexa ayudo a anudarla en mi cuello; era el mejor regalo que me habían hecho en años.
-Tengo otra cosa también.-susurró solo para nosotros cuando termino con mi cuello.
Se paro delante de mí, sus ojos me miraban con profundidad; su boca estaba entre abierta, su mirada bajo hacia mis labios y supe que quería.
Beso mi boca sin dudarlo, sus manos jugaban con mi cabello; no era un beso como los que solíamos darnos, era apasionado, podría decir que casi salía fuego de nosotros.
Mis manos se posaron en su cintura, el calor estaba tomando su lugar en mi cuerpo. Sus labios comenzaron a bajar por mi cuello y volvieron a subir a mi boca. Sus manos tomaron mi camiseta con violencia y me arrastro hacia mi cama, sin despegar su boca de la mía. Sonreí entre el beso por la intensidad de su acción. Nos recostamos en el colchón con cuidado de no separarnos.
Se subió encima de mí, dejo mi boca y me miro.
-Sácate la camiseta.-me ordenó.
Trate de no soltar una risa e hice lo que ella me dijo.
Cuando ya mi remera no estaba, sus manos comenzaron a pasearse por todo mi cuerpo. Toco mis cicatrices de pelea, mis lunares, mis marcas, mi piel. Volvió a concentrarse en mi boca mientras sus manos me acariciaban el torso e iban bajando. Cuando llego a mi pantalón me volvió a mirar.
-Sácate esto también.-susurró con su voz agitada.
Lo hice rápido, estaba empezando a perder la cordura.
-Tu estas… todavía vestida.-le susurré en su cuello.
Repartí besos allí, mientras mis manos jugaban con la piel de su espalda; saqué su remera y mire su rostro; tenía las mejillas sonrojadas y su cabello estaba desordenado de una forma sexy.
Me sonrió con timidez. La bese con ímpetu, necesitaba que mis sentimientos hablaran a través de él.
-¿Tyron?-la voz de Iye hizo que nuestros cuerpos frenaran de golpe- ¿Estás ahí?
-Mierda, mierda, mierda.-Alexa tomó su remera y se la puso con rapidez, pero yo no encontraba mi ropa por ningún lado- Fíjate debajo de la cama.-me grito en un susurro.
Solté una risa por su nerviosismo, provocando que su mano se estrellara en mi espalda.
-Tyron, de verdad es importante, es sobre la cena.-dijo, se notaba terriblemente irritado por tener que esperar.
-Se dará cuenta.-susurró Alexa detrás de mí.
-Actúa normal linda.-respondí y abrí la puerta- Lo lamento Iye, estábamos...
-No me importa que hacían, lo que debo contar es más importante.-entró a mi habitación de un golpe y se sentó en la única silla que se encontraba allí.
Asentí y mire como Alexa suspiraba disimuladamente.
-Iremos a la casa de un rey.-dijo y nos miro, esperando alguna reacción.
-¿Eso era lo importante?-pregunto Alexa irritada con su hermano.
-No, esa es una parte.-se calló unos minutos y nos miro nuevamente, para estar atentos a nuestras reacciones- Conoceremos a un demonio.
Astarot.
La voz en mi cabeza hizo que volviera a esa noche. Nunca supe que había pasado con la diosa de la lujuria, pero estaba seguro que había muerto.
-¿Un demonio? ¿No es eso prohibido?-la voz de Alexa alejo todos los recuerdos.
Mire a Iye, esperando que dijera que era una broma, pero su cara se mantenía neutra... como siempre.
-Sí, lo es, pero parece ser que cuando este rey encontró al demonio, era nuevo en el mundo, así que él se encargo de enseñarle a usar sus poderes y se aseguró de que cuando los domine por completo, no se volverá en su contra.-nos explico.
-¿Y tu como sabes eso?-pregunté, mi voz parecía lejana.
-Simplemente lo sé.
◬◬◬
-Este vestido es súper incomodo.-Alexa se quejo y trato de acomodarse.
Solté una pequeña risa y recibí un pequeño golpe de su parte.
-Bien, que les quede claro-Egan nos miro, sus ojos tenían un pequeño brillo de satisfacción-, deben comportarse, no sabemos a qué nos estamos enfrentando.
Los tres asentimos; sentía como el silencio se volvía incomodo. Llegamos a una gran puerta roja, Egan se adelanto y con fuerza hizo sonarla. Sin esperar mucho más, esta se abrió y un hombre con un traje elegante nos recibió.
-El señor los espera en el comedor.-su voz era neutra.
El palacio era hermoso, tenía miles de cosas en todos lados. Alexa miraba con adoración todo el lugar.
Egan iba al frente, se notaba a la distancia que estaba nervioso, sus dedos jugaban entre ellos y sus ojos miraban en todas direcciones.
-Buenas noches señor Egan.-una voz profunda se escucho dentro de lo que parecía ser el comedor.
Las manos de Egan peinaron su cabello con nerviosismo y entró. Nosotros los seguimos.
El comedor era luminoso, la comida cubría toda la mesa, un señor canoso nos observaba a todos con una mirada que no podría describir, su mano izquierda tenía un anillo con una gran piedra amarilla.
-Mi acompañante de esta noche está retrasada, pero dudo que se tarde mucho más.-su voz era tan profunda que podía llegar a explotar los cristales de los ventanales que se encontraban por todo el comedor.
Tomamos asiento; Iye, Alexa, Egan y yo nos sentamos en el lado izquierdo de la mesa bajo la atenta mirada de ese señor.
-Es un placer para nosotros estar aquí Taher.-la voz de Egan se esforzaba para no salir temblorosa.
Unos pasos apresurados se escucharon a las afueras, unos susurro y luego la vi.
Sentí como todas las preocupaciones que se habían formado hacía unos años atrás se habían esfumado. Ella estaba viva. Y me miraba. Sus enormes ojos fantasiosos me observaban con la misma impresión con la que yo la miraba a ella.
-Ella es Astarot.-dijo Taher- Diosa de la lujuria.
Con que aquí estuviste todo este tiempo.