Dani al subir al automóvil notó que Anthony oía música a un volumen moderado. Ella se perdió en su mirada intensa, luego sin dudar más supo que besaría esos labios donde ahora sobresalía la incomparable sonrisa del Señor Luksic. “Bien dicen que lo que es para sí, aunque se evite llega y lo que no, aunque no se ponga enfrente jamás toca” Pensó Dani, sonriendo. Dani sentía en su corazón mil mariposas revolotear, supo que la clave no era decirle no a amar, sino dejar ir a la persona incorrecta. Con Anthony ella se sentía, libre, como si por fin pudiera ser ella en verdad. Se sentía como una mariposa con unas alas inmensas para volar a donde fuera. Anthony ya había ido a la compañía por la mañana, y por suerte no se había topado con nadie que le cuestionara algo o pusiera a prueba su pacien

