Al ver esto, Bennett guardó tranquilamente el pequeño ordenador en su pequeño maletín. Luego, se quitó las gafas de sol y mostró sus grandes ojos redondos y brillantes. Dijo en un tono simpático —Hola. Es un placer conocerte. —¡Ah, qué niño tan bueno! Después de ver la carita blanca, tierna y guapa de Bennett, el duro guardia de seguridad suavizó inmediatamente su tono. Dijo con expresión amable —Chico, ¿cómo te llamas? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde están tus padres? Bennett tenía muy claro que su cara inocente y mona era su arma más fuerte. Gustaría a todo el mundo. Así que parpadeó deliberadamente y fingió sentirse agraviado. Empezó a engañar a los guardias de seguridad. —Señor, estoy esperando a que mi padre salga del trabajo. Es demasiado aburrido, así que únicamente puedo jugar solo.

