Sombras, rumores y deseo contenido

1008 Words
Capitulo 5 —No tengo todo el día, fantasma inútil —espeté, irritado. Ya bastante tenía encima como para soportar rodeos. —Dicen que tú y Pansy… que son pareja —murmuró Myrtle antes de escabullirse en su retrete como siempre hacía. —¿¡Qué?! —rugí, incrédulo— ¿Desde cuándo ella y yo somos pareja? Sentí cómo la sangre me hervía. ¡Pareja con Pansy! Esa idea no solo era absurda… era peligrosa. En un arrebato de furia, levanté mi varita con la intención de destrozar el lavabo, pero me detuve. Pansy era parte de Slytherin. Aunque me irritara, no podía actuar como un salvaje. Necesitaba resolver esto… a mi manera Al regresar a la sala común, la encontré charlando con Blaise y otros compañeros. Todos me miraron como si supieran algo que yo no. Me tragué el orgullo y me acerqué a Pansy. —¿Podemos hablar en privado? —le dije con voz firme. Ella asintió, aunque visiblemente nerviosa. Nos alejamos del grupo. La tensión en el ambiente era palpable. —He escuchado un rumor sobre nosotros —dije, mirándola fijo. —Sí, también llegó a mis oídos —respondió, intentando sonar inocente —¿Fuiste tú, Pansy? —pregunté, sin quitarle los ojos de encima. —¡Claro que no! Lo juro por la casa Slytherin —dijo, llevándose una mano al pecho. No parecía completamente sincera… y yo la conocía demasiado bien. Suspiré. Sabía que, de alguna forma, Pansy estaba disfrutando todo esto. No era necesario que lo dijera… su sonrisa lo delataba. —Nos vemos esta noche, Draqui —me susurró al oído con una sonrisa provocadora antes de alejarse contorneando las caderas Me llevé una mano al rostro —Por Merlín… ¿en qué me estoy metiendo? Aún molesto, fui tras ella. Nos encontramos a solas en una sala vacía. Cerré la puerta con un hechizo y en cuanto nos miramos, supimos lo que iba a pasar ahí. La tensión era demasiado. Ella se acercó con esa mirada insistente, esa forma suya de suplicar sin palabras. me permiti disfrutar aunque sabía que nos podía descubrir. Más tarde, en mi habitación, la esperé con la cabeza hecha un desastre. No por Pansy… sino por Davina. Esa maldita chica no salía de mis pensamientos y me sentía atrapado por ella. Pansy llegó, silenciosa, como una sombra. Cerró la puerta y se acercó sin decir palabra. Su ropa cayó al suelo como si el acto fuera parte de un ritual. Yo no me moví, solo la observé. Lo que sucedió después fue... intenso. No puedo negar que me entregué al momento, aunque en mi mente solo existía un rostro. Unos ojos color miel. Pensé en Davina. Mi cuerpo reaccionaba a Pansy, pero mi deseo… era de Davina. Tan fuerte fue la ilusión, que busqué entre mis cosas el pequeño frasco del multijugos. Dudé por un instante. —¿Qué es esto, Draqui? —preguntó Pansy, curiosa, su voz aún agitada por lo que habíamos compartido. —Confía en mí —le dije, dándoselo con una sonrisa torcida. Ella lo tomó sin saber lo que hacía. En segundos, su forma cambió. Su cabello, su rostro… su mirada. Ahí estaba Davina. O algo muy parecido a ella. Y entonces... fue como si todo lo que había estado conteniendo estallara. Me dejé llevar por la fantasía, por ese anhelo reprimido que me estaba carcomiendo por dentro. Cada roce, cada suspiro, cada gemido... se grabó en mi mente. Quise que me dijera mi nombre, que lo pronunciara con deseo… que mi nombre saliera de su boca y se quedara suspendido en el aire como un encantamiento. —Di mi nombre —le ordené, perdido en el delirio. —Dra… Draco… Malfoy… —jadeó. Sí. Era su voz. Aunque no fuera ella. Y eso bastaba para perder el control. Cuando todo terminó, la figura de Davina frente a mí parecía más real que nunca, aunque yo sabía la verdad. Me senté al borde de la cama, intentando ordenar mis pensamientos. Esto no podía repetirse. Pero lo deseaba. El peligro de esta obsesión crecía… y ya no estaba seguro de poder detenerla. La poción multijugos se desvaneció lentamente, y con ella, toda la excitación que sentía… como si algo dentro de mí se hubiera apagado de golpe. Pansy, aún sonrojada por el clímax de la noche, me miraba con una mezcla de deseo y agotamiento. —Draqui… tengo sueño —murmuró con una voz baja, casi dulce—. Me voy a dormir. Por dentro, suspiré aliviado. No sabía si fue su manera de protegerse de lo que acababa de pasar… o si simplemente me había regalado la salida que necesitaba. Porque yo ya tenía otra cosa en mente. Debía encontrar a Davina. Necesitaba saber más de ella: ¿era sangre pura o mestiza? ¿Qué tan fuerte era ese extraño vínculo que me arrastraba a pensar en ella, incluso en momentos tan íntimos con otra? Era una locura. O tal vez un capricho. Pero ya era tarde para frenarlo. Agité la varita, haciendo desaparecer los restos de la noche —los objetos encantados, los rastros del deseo que aún flotaban en el aire—, y salí, dejando a Pansy dormida en mi habitación. Me dirigí a la pieza de Crabbe y Gregory. Golpeé suavemente, pero hice que una carta flotara mágicamente hasta la cara de Gregory, despertándolo con sobresalto. —¡Draco nos necesita! —dijo, agitado. —¿Ahora? —respondió Crabbe, aún somnoliento. Abrieron la puerta al instante. Ya los había escuchado, pero no dije nada al respecto. —Necesito que lleven a Pansy a su habitación sin que nadie lo note —dije con firmeza. Ambos se quedaron en silencio. No dijeron nada, pero sus miradas lo decían todo: el rumor, por lo visto… era cierto. Después de dejar todo en orden, me dirigí al baño de Myrtle la Llorona. Necesitaba convertirme una vez más en “Zeus”. Tomé la poción y, tras unos minutos, abandoné Hogwarts, rumbo al Callejón Diagon.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD