—Buenas noches a todos —anunció Salomón con voz autoritaria que resonó en el amplio espacio—. Como es tradición en la familia Al-Sharif, hoy les entregaré sus regalos de Año Nuevo como muestra de aprecio por su servicio leal. Hizo una pausa significativa, y Nina sintió todas las miradas discretas dirigirse hacia ella. El silencio era tangible, cargado de expectativa. —Pero antes, quiero presentarles oficialmente a Nina—continuó Salomón, colocando una mano posesiva en la espalda baja de Nina—. Ella es mi concubina y deberán tratarla con el mismo respeto que me muestran a mí. Y también a su hermano Emir, que será como… mi cuñado. Nina y Emir se sintieron extraños. Ella sintió cómo el calor subía por sus mejillas mientras veinte pares de ojos la evaluaban silenciosamente. Desde su posición

