«¿Por qué quiero que me sonría?» —se preguntó, observando cómo ella mantenía la mirada cuidadosamente baja mientras le secaba los brazos. Era una sonrisa que había visto varias veces dirigida a Ahmed, llena de cariño espontáneo y felicidad pura, tan diferente a la máscara de respeto profesional que ahora llevaba puesta como una armadura. Esa sonrisa que iluminaba sus ojos marrones hasta hacerlos brillar como estrellas, que creaba pequeñas arrugas de alegría alrededor de sus párpados, que transformaba todo su rostro en una expresión de amor tan puro que lo había enamorado sin que se diera cuenta. Nina lo secaba con movimientos medidos, reflejando el cuidado extremo que ponía en mantener la distancia apropiada entre empleada y empleador. Aunque podía sentir su mirada intensa clavada en ell

