―¿Como que tu liquidación? ―¿Te botaron?―dijo la vieja Maruja. ―Si, mi liquidación por salir tarde de aquí por cocinar ya que me levanté tarde esta mañana por hacer una suplencia hasta las 2 de la tarde, estaba cansada y tu madre no hizo nada para yo comer cuando me despertara. Me duele la espalda de tanto trabajar. Nina tomó aire profundamente, intentando recuperar el control. Sus manos temblaban ligeramente, y las venas de su cuello se marcaban bajo su piel blanca. El sobre con el dinero de su indemnización, ahora perdido, representaba meses de trabajo extenuante y la última esperanza para ella. —Supuestamente vinimos para acá para tener una mejor vida, ¿y qué? —continuó, con la voz quebrándose ligeramente por la emoción—. Ya ha pasado un año y cada vez estamos peor. Me acaban de

