Nina fue junto con Khadija hasta el ascensor, su corazón latía muy fuerte, de nuevo iba a estar con ese hombre de quien quería ser invisible supuestamente, pero resulta que la había visto de nuevo. Las paredes de acero pulido del ascensor reflejaban su rostro pálido, revelando un ligero temblor en sus labios que intentaba controlar mordisqueándolos disimuladamente. El suave zumbido mecánico del elevador ascendiendo no conseguía ahogar el estruendo de sus pensamientos acelerados.
Así que, sintiendo sus manos heladas como témpanos, escuchó a Khadija decirle para que no se sintiera más nerviosa:
—Ay no sientas nervios. El jefe es muy comprensivo —la voz de Khadija intentaba ser tranquilizadora, pero el ligero temblor en su tono traicionaba su propia incertidumbre.
Nina la miró con una expr
