—¿Importante? —repitió Nina, genuinamente sorprendida.
—Sí —confirmó Saná, con una sonrisa tensa que no alcanzaba sus ojos curiosos.
Nina frunció el ceño nuevamente, procesando esta información inesperada.
«Mmm, ¿les dijo a todos que soy importante? Qué raro», pensó, intrigada por este giro inesperado.
—Ah, bueno —dijo finalmente, llevándose el vaso a los labios.
El primer sorbo de jugo de granada explotó en su boca con una dulzura intensa mezclada con acidez refrescante. Nunca había probado algo así, tan rico y complejo. Continuó bebiendo con entusiasmo, produciendo un sonido involuntario de satisfacción mientras un hilillo del líquido rojo descendía por la comisura de sus labios. No se molestó en limpiarlo, demasiado concentrada en saborear aquella nueva experiencia.
Saná observaba
