Salomón respiraba pesado sintiendo la boca de Nina en su cabeza y abrió su boca, dejando escapar un gruñido bajo como un sonido gutural, revelando un eco de su placer. ―Oooh. Sus caderas se movieron ligeramente hacia adelante, con un movimiento instintivo que empujó su miembr0 un poco más contra los labios de Nina. ―Asi, sin usar los dientes. «Trata de hacer bien las cosas Nina, para que el idiota… no te trate mal, piensa en un helado» Así que ella ajustó su agarre en la base, y con sus dedos apretaba con más confianza mientras su lengua exploraba tímidamente, trazando círculos lentos alrededor de la cabeza. Pero aquello del helado funcionó porque, cada lamida provocaba otro gruñido de Salomón, más profundo, más animal, como si estuviera conteniendo una tormenta dentro de sí. «Lo ch

