Nina se quedó completamente inmóvil por un momento, estudiando el rostro de Salomón con una mezcla de confusión y preocupación creciente. Había algo en sus ojos verdes que no había visto antes, una vulnerabilidad cruda que contrastaba brutalmente con la arrogancia que había mostrado durante todos sus encuentros anteriores. Era como si hubiera perdido una batalla invisible que ella no podía ver. «Ay no, ¿qué le sucede? ¿Le hicieron algo?» La pregunta se formó en su mente con una urgencia que la sorprendió. A pesar de toda su determinación de mantener la frialdad calculada, a pesar de su plan cuidadosamente elaborado de torturarlo psicológicamente hasta que confesara ser Ahmed, algo en la expresión quebrada de Salomón estaba desarmando completamente sus defensas. Así que, tragó profundo,

