—Sí, quiero... que la pobretona me vea con ropa de salir —declaró finalmente, con su voz traicionando un deseo subyacente de impresionar a Nina incluso dentro de los confines de su identidad falsa. Hassan tuvo que morderse los labios y cubrirse la boca con una mano para contener la carcajada que amenazaba con escapar. La idea de Salomón Al-Sharif, el hombre cuyo armario contenía exclusivamente prendas de los diseñadores más exclusivos del mundo, intentando impresionar a una mujer con una camisa de flores barata, era simplemente hilarante. —Claro, ya hasta tienes tu libreto y todo. Hoy ropa de salir —comentó Hassan, con sus ojos brillando de diversión mientras observaba a su amigo sostener la camisa como si estuviera evaluando un traje de gala. La ironía de la situación no escapaba a nin

