Mientras tanto, Nina… Tras salir de la mansión Al-Fayed, Nina y Emir decidieron dar un paseo por la playa antes de regresar a su horrible casa. Aunque Tony no había confirmado nada, la amabilidad en su mirada les dejó un pequeño resquicio de esperanza de que quizás la señora Soraya podría reconsiderar y darles trabajo. Con los pocos dirhams que les quedaban, tomaron un autobús hasta Jumeirah Beach donde la arena dorada y el atardecer les ofrecerían un breve respiro. La playa pública de Jumeirah se extendía ante ellos como un refugio temporal. Nina y Emir se sentaron descalzos en la arena, con sus zapatos gastados abandonados a un lado mientras contemplaban el majestuoso atardecer. Se compraron dos conos de helado por 4 dirhams cada uno, poco más de un dólar, y se derretían rápidamente

