Laura se despertó sola en la cama, aún era temprano, pero tenía que encargarse del desayuno. Luego de ponerse ropa cómoda, Laura bajó a la cocina, pero fue sorprendida por Helena, quien ya estaba atendiendo el café. - Buen día. - Buenos días Laura, los hombres están en la oficina, Marco dijo que no le importaría si yo comenzaba a hacer el desayuno. - Claro que no, te levantas temprano. - No tanto, Estefano no me dejaba dormir mucho. - Dios mío, ¿por qué? Laura vio que Helena se sonrojaba de vergüenza, entonces comprendió. También se sonrojó. Había imaginado que el amigo de Marco había despertado a Helena para que preparara el desayuno temprano. - Lo siento, Helena, fui indiscreta. - No hay problema. También hablé demasiado. Ambas terminaron riéndose. Los hombres entraron en ese

