En casa Laura se refugió en la cocina, no le gustaba cocinar, pero le encantaba el ambiente ruidoso en que se convertía la cocina cuando las mujeres cocinaban. Luego de resolver el pequeño malentendido entre ella y Raimunda, Laura pasó mucho tiempo hablando con la cocinera y escuchando las historias de su hijo. A las mujeres que trabajaban en la cocina les gustaba esa señora que acababa de llegar, porque Laura era receptiva y no andaba dándoles órdenes. Cada uno hizo muy bien su trabajo y nadie tuvo problema. Berta gobernaba el rancho de esa manera firme pero afectuosa. Pero todos le tenían miedo al jefe, Marco no era grosero ni maltrataba a los empleados, pero era estricto. Incluso su voz normal solía intimidar a la mayoría de la gente. Laura todavía saltaba cuando él se dirigía a ella

