Con el ambiente en las sombras se acercó a ella. - Sé que tienes miedo, lo repetiré no voy a lastimarte. Termina de enjuagar tu cabello. Laura estaba apoyada contra la pared, el azulejo estaba helado, pero ni siquiera eso la molestó. Se sentía impotente frente a él. - Laura, vamos, cariño. Estás a salvo conmigo, soy tu marido, nunca te haría daño, te lo prometo y respetare cuando digas que no. Laura hizo lo que le pidió, aún en la penumbra se podía ver el contorno de su cuerpo, y en el momento en que levantó los brazos para tocarse el cabello, sus senos se hicieron aún más visibles haciendo que Marco luchara por no mostrar reacción, de lo contrario la asustaría aún más. Cuando terminó con el cabello, él se acercó aún más a Laura. La habitación se llenó con el aroma del champú de c

